Este anuncio te conecta a nuestra afiliación en Mercado LibrePOISSON O EL CONVENTO DE LAS CARMELITAS EN PLATAFORMA
En éstos años de mi andar por la vida me he reencontrado con Carlos Noé, ex compañero de la primaria y a quién he invitado a participar en este espacio. Estoy seguro que muchos le recordarán él, es hijo del profesor Carlos Ríos (Q.E.P.D.)
—Anímate Carlos, queremos ir todos al antro, —me decía con vehemencia Rodolfo— ya le pedí permiso a mi esposa y si no lo aprovecho tendré que hacer méritos por varios meses para que me deje salir otra vez a divertirme con mis amigos.
—Es que hace ya varios años que ir a un “table” no es de mi interés —le contesté, pero mi inicial resistencia empezó a ceder al verlo tan insistente— es un lugar tranquilo y solo se va a ver y a platicar.
—Ok, pero será solo un rato. —Concedí y al momento se fue a notificarle a los demás que nos iríamos en 30 minutos.
Al llegar al sitio no pude dejar de notar que ciertamente era un establecimiento cómodo y la enorme cantidad de bailarinas era de diferentes fenotipos, las había rubias, castañas, pelirrojas y morenas y todas lucían lencería de buen gusto y zapatillas de plataforma que aumentaban su altura, haciéndolas más atractivas.
Nos instalaron en una zona de sillones, donde cómodamente cabíamos los siete tertulianos de la noche, rápidamente llegó el capitán para ofrecernos una botella de whisky y la compañía de también siete jovencitas, las cuales estaban disponibles para sentarse con nosotros y brindar por una noche de “sana convivencia”.
La jovencita que me acompañó
La jovencita que me acompañó durante unos momentos tendría escasos 23 años, me dijo llamarse Shantal y aunque pretendía oírse como mujer de mundo, era evidente que era novel en esos menesteres. Para crear más complicidad me preguntó con cierta coquetería —¿y tú guapo, eres casado o soltero?
—Divorciado. —fue mi respuesta.
En ese momento sus ojos se abrieron y ya sin reparo me volvió a preguntar. —¿Cómo que divorciado? ¿estabas casado por la iglesia?
Su cara de sorpresa me pareció muy divertida y le respondí al momento —Sí, estaba casado por la iglesia y aún así me divorcié ¿por qué la pregunta?
—¿Sabes que estas en pecado mortal, ya que ese sacramento es sagrado?
Pensé que estaba bromeando
Pensé que estaba bromeando, pero al constatar que genuinamente estaba preocupada por mi alma inmortal le respondí —en este momento estoy libre de compromisos, ya que no tengo esposa, ni novia, sin embargo, mis amigos que están con tus amigas, todos están casados o comprometidos y ellos ¿NO están haciendo nada malo y yo sí?
—Es que el divorcio atenta contra el sacramento y eso es muy malo y te estás condenando. —Y sin más, se levantó para no volver.
Para mí fue sorprendente la reacción de Shantal, pero entendí el respeto y la relevancia del matrimonio religioso en su vida y creencias, y aún más agradecía al universo que de repente me llegara la advertencia de mi segura excomunión y por ende de la pérdida de mi alma inmortal, en voz de una guardiana de la religión católica, Shantal, hermana perteneciente a «la orden de las Carmelitas en plataforma”.
Autor: Carlos Noé Ríos Cabello, estoy iniciando mis pininos en la escritura de cuentos cortos y narraciones auto humillantes.
Disfruto de la simplicidad de la vida y de mi familia.
Chilango de nacimiento, pero aspiro a ser ciudadano de mi país y del mundo.
