Érase una vez un perrito llamado Toby feliz dentro de su corazón que toda su vida estuvo amarrado para cuidar la casa de su dueño. Cierto día pasó por allí un perrito callejero (feliz) y viendo a este can atado, le preguntó:
—¿Qué se siente estar amarrado? —
El perrito Toby le contestó:
—Nada, mmmm, siempre he estado aquí. Me dan de comer, tengo techo y cuido la casa. De vez en cuando vienen, me bañan y me acarician la cabecita.
A su vez, Toby le preguntó a su nuevo amigo:
— ¿Qué se siente estar en la calle? —
Este le respondió:
- Bien, un poco duro por no tener techo, buscar refugio y para la comida, comer lo que encuentro en la calle. De vez en cuando un humano se acerca para acariciarme. Vivo aventuras a diario conociendo lugares, amigos y sitios hermosos. Nunca he estado amarrado y a pesar de todo, soy feliz con mi libertad. —
Un gato que estuvo escuchando se unió a la conversación y comentó:
- Yo he tenido familia y me han botado a la calle. Definitivamente ambos son felices ya que es lo único que conocen. —
Los canes se miraron intrigados y le preguntaron al unísono:
- ¿Con cuál de las dos vidas te quedarías? —
Este se echó a reír y les dijo:
- Ja, ja, ja con la que yo sea feliz. —
Por esa expresión refutaron los perritos y este atinó a decir:
- Es una percepción de paz y tranquilidad — mirando a Toby — Si eres feliz con tu estabilidad en cadenas, comida y techo, es tu decisión. Y tú también, si eres feliz andando por el mundo, conociendo, explorando, si eso te da paz y felicidad, es tu decisión. Cada uno está donde quiere estar y si no eres feliz donde estás, busca cambiarlo asumiendo tu responsabilidad. —
Busca tu felicidad dentro de tu corazón y sonríe.
