Demonios, una de nuestras favoritas representaciones del mal. Por común acuerdo de nuestro imaginario colectivo todos conocemos y experimentamos el terror que nos provoca. Empero, la imagen del demonio rojo, con cuernos, tridente y patas de chivo, fue forjada en nuestras mentes por la iglesia mientras aprovechaba para desacreditar a las antiguas deidades bárbaras. Tal ejercicio de manipulación sólo podría tener como consecuencia nuestro actual miedo a toda figura pagana y desconocida; sin embargo, tras siglos de miedo y atracción, hemos adquirido una imagen favorita para el diablo; el macho cabrío.
Fue el ocultista Eliphas Levi quien crearía el famoso grabado que nos remitiría al regente infernal; sin embargo, esta referencia no es correcta. Baphometh es tan sólo uno de los nombres apropiados para este ser representado en el grabado, y su origen es aún desconocido, sobretodo porque se le atribuyen distintos orígenes; así, muchos suelen asociarlo con el dios celta Cornunos, el cual era representado con cuernos y rasgos bestiales, muy parecido a la deidad griega Pan, cuya anatomía correspondía a la de los sátiros, seres mágicos y festivos con cuernos y patas de cabra. Ambas versiones tienen una parte de realidad, sin embargo, el autor del famoso grabado creía en otra de las versiones, pues en su libro Dogma y ritual de la alta magia demuestra una clara influencia de las religiones judeocristianas, al mismo tiempo que explica los múltiples significados ocultos para los no iniciados dentro de la representación.
Se coloca a veces a esta imagen la cabeza del macho cabrío de Mendés; es el Baphomet de los Templarios, el macho cabrío del Sabbat y el Verbo creado de los gnósticos; imágenes extrañas que sirven de espantajos al vulgo, después de haber servido de meditaciones a los sabios […] (Levi, 2010, 136)
Hoy en día, nos encontramos en una nueva era donde la información se produce y reproduce en cantidades descomunales. Por tal motivo, nos vemos pasmados ante un mar de datos y opiniones, las cuales pueden confundir a cualquier curioso que no se encuentre preparado. Por ello es mejor tener conocimiento del verdadero y rico significado de esta imagen.
En la frente, Baphometh porta la estrella de cinco puntas como símbolo de la luz, mientras el resto de su bestial cabeza representa el pecado y la debilidad del hombre frente a los instintos sometidos a su vez por la antorcha de sabiduría y armonía cósmica que lo corona. Sus manos hacen el signo del ocultismo mientras apunta a dos lunas; la blanca representa a Chesed mientras que la luna negra representa a Géburah, ambas expresan el perfecto acuerdo entre la misericordia y la justicia. De entre sus piernas nace un caduceo fálico como representación del órgano generador y elemento másculino, el vientre cubierto por escamas remite al elemento agua, mientras el círculo de su vientre y las plumas de sus alas son analogía de la atmosfera y el elemento volátil. Los dos pechos, símbolos de lo femenino, son los representantes de la humanidad. Por último, este jeroglífico de lo arcano se encuentra sentado sobre un cubo perfecto el cual a su vez reposa sobre una esfera; ambas se consideran figuras perfectas de la geometría, pero en esta imagen representan los niveles de perfección en el camino del iniciado en las artes mágicas hacia la sabiduría. (Levi, 2010, 232)
Como diría el mismo Eliphas Levi, “He aquí disipadas las nieblas del santuario infernal” (Levi, 2010, 232). El gran Baphometh no es ya una figura de diabólica que deba aparecer en toda película de terror o en series de brujería adolecente, más bien se convierte en una guía hacía la sabiduría. Después de todo, el mismo Levi considera al Baphomet como el guardián del templo de la sabiduría, y lo atribuye a la tradición de la Orden de los Caballeros del Temple, o Templarios.
Bibliografía: Leví, Eliphas (2010), Dogma y ritual de la alta magia, EMU, Ciudad de México.