El Maestro Mexicano Arturo Rivera ha dedicado su vida entera al estudio y a la creación de las artes plásticas. Nacido en la Ciudad de México, el reconocido pintor y grabador, manifiesta que desde niño tuvo pasión por el dibujo. Su gran aventura era visitar el Museo del Chopo, que en ese entonces era el Museo Nacional de Historia Natural y en donde podía apreciar todo tipo de animales en sus diferentes grados evolutivos, visitas que fueron esenciales cuando se dedicó al arte de la pintura.
La biografía del Maestro Rivera es accesible, ya sea en libros de arte, enciclopedias o los medios digitales como Google o Wikipedia. Escribir sobre los estudios realizados o las muchas de Exposiciones Individuales y Colectivas Nacionales e Internacionales que ha presentado de su obra sería hacer un compendio curricular que en cualquier lugar se encuentra.
En esta entrevista, habla el Maestro que no le gustan las etiquetas ni los “ismos”, como es costumbre en los críticos actuales y menos en esta atmósfera artística que nos rodea.
Su gran talento se manifiesta en todos y cada uno de sus cuadros, en que es claro que nada es casual, todo está estructurado desde las líneas, las formas, los fondos, los colores, el manejo de la luz y la presencia de figuras, objetos y autorretratos de tal manera que el espectador se adentre en el cuadro y vea, que realmente vea, porque en su forma de pensar el Maestro considera que la gente que tiene cualidades para ver puede apreciar la obra de arte con sólo mirarla. Desde su punto de vista el Maestro afirma que la gente primero tiene que sentir y después tiene que aprender.
Habla el Maestro Rivera de la intencionalidad de su obra, mucha de ella en manos de Coleccionistas privados, grandes muestras en Exposiciones permanentes en Museos Nacionales y Extranjeros, pero también reconoce que no toda la obra está encaminada a ser parte de una Galería o de un Museo.
La obra del artista es controvertida, con una intensidad y fuerza que impacta al espectador, todo en ella es intencional, desde el contraste de colores, contiene simbolismos que el Maestro no justifica y que para él no son tales, sino metáforas. Espera que quien sepa ver, sepa apreciar y comprender, entender su creación es un gusto que sólo unos cuantos se pueden dar, pero interiormente el Maestro sabe que algunos de los objetos agregados a tal o cual cuadro no tienen tal simbolismo, es un juego personal para observar las reacciones de quienes admiran su obra.
En cierta forma está enojado con el mundo, con la vida misma, con el ser humano que descarnado de sí mismo no es digno de la naturaleza que le rodea, y ese enojo y ese disgusto lo plasma abiertamente en su pintura, en sus grabados, se muestra molesto por la falta de espacios para los nuevos talentos y la falta de apoyos y becas como solían otorgarse en su tiempo, pero aún así tiene la magia de percibir la belleza dentro del caos que es la realidad y manifestarla en los contrastes de sus obras, entonces asume y asegura que quien interprete una de sus creaciones, en realidad está reflejando en esa interpretación su propia personalidad, el observador termina siendo dentro del cuadro, un reflejo de sí mismo, de su propio sueño o de su propia pesadilla.
Se trata, dice el Maestro Rivera, de un lenguaje visual, por ello no se puede dar tal o cual explicación a una creación pictórica. Comenta que así como se educa el oído de la gente para que aprenda a disfrutar de la buena música, así debe educarse la vista para aprender a ver y valorar sin mas búsquedas en recovecos vacíos, su obra es metafórica y realista, contemporánea dentro del riguroso sentido de la palabra y señala que todo artista en sus principios tiene influencias de quienes le precedieron, pero que a medida que se va dando el método, el trabajo y el estudio encuentra su originalidad, su estilo propio, y al mencionar la originalidad se refiere a la introspección de sí mismo, al encuentro de su propio origen y de ahí sale proyectado el efecto de la creación que se concreta en un cuadro o en una escultura.
Siendo ateo pero habiendo nacido en un País en que el Catolicismo impera, reconoce haber tenido dos fuentes de inspiración, la Mitología Católica y la Mitología Griega mismas que son identificables en su concepción del arte figurativo aunque se considera a sí mismo totalmente realista.
Para el Maestro Rivera el sentido del arte es conmover y perdurar, sin embargo es impredecible el segundo aspecto del mismo, especialmente si se sigue promoviendo lo que hoy desestima totalmente como arte contemporáneo, que es una serie de muestras sin sentido alguno totalmente sobrevaloradas y que van relegando el verdadero valor del arte.
Independientemente del impacto visual que su obra representa por la intensidad de sus personajes y de sus historias, más allá del enojo que siente con el mundo, el Maestro Arturo Rivera es una persona accesible y gentil, habla de la muerte tanto como de la vida porque una forma parte de la otra, de la causalidad más que de la casualidad y tiene un trato amable con quien desee acercarse a él a platicar, es un obsesivo del orden en su estudio, cada cosa en su lugar, es una persona totalmente disciplinada que dedica un mínimo de 6 horas diarias al trabajo creativo, no es el caos la fuente de su inspiración sino el equilibrio entre los símbolos opuestos, entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal, entre lo apacible y lo salvaje, esa intensidad y esa maestría con la que ejecuta sus creaciones le han hecho uno de los grandes maestros de la segunda mitad del siglo XX reconocido a nivel mundial.
Ya para finalizar nuestra platica, a pregunta expresa, el Maestro Rivera comenta que disfruta escuchar música clásica, especialmente Mozart y Bach, lee todo tipo de libros sin especificar un estilo en especial, tras el temblor de 2017 adoptó un perro al que llamó “Clavo” y no tiene preferencias gastronómicas pero sí limitaciones en lo que consume debido a cuestiones de salud, padece gastritis y colitis crónica, aunque le gusta el whisky es mesurado en su consumo por las mismas razones y se califica a sí mismo como el ser mas antisocial de la manzana; aunque le gusta el cine no acude a las salas cinematográficas, igual le gusta viajar, pero le incomoda lo que esto significa, desde empacar una maleta hasta los procedimientos de pasar por registros, aduanas, salas de espera, retrasos de vuelos, etc.
Considera su soledad como su fiel acompañante, no por su propia voluntad sino debido a las circunstancias y como autocrítica se considera un poco paranoico.
Hablar de su vida personal ha sido una excepción en esta entrevista, poco habla de sí mismo, ya que su arte habla por él, así como la obra refleja el sentir de quien la observa, después de todo la expresión artística nace precisamente del sentir.