Durante los pocos años de una vida cualquiera, Nadie habría podido dedicarse a diferentes actividades económicas. Recientemente, Nadie se ha convertido en un vendedor y le ha resultado funcional. Hoy, al salir de una sucursal bancaria, se cruzó con un joven que llevaba una bolsa estampada de empanadas. Los efectos ópticos, como transparencias, entraron a las pupilas de Nadie. Llegó frente a otros y dio inicio a su discurso de venta, manifestando que realizar tal actividad tenía como fin dar apoyo a quienes quieren cambiar su vida, caminantes usando pasos no adecuados.
Desafortunadamente, Nadie se percata de la intención en las miradas. Escuchar con simpleza es dar una negativa a la construcción de los contextos. La labor del servidor público, enfocado en el sector de la vigilancia, del resguardo social y de la transformación de las costumbres o hábitos negativos, es una destreza acompañada de humildad y de esa inquietante necesidad para satisfacer la voluntad de una persona que está intentando ganarse el recurso por medio de una práctica antigua.
Nadie ha gritado «déjenlo».
Tres oficiales tiran golpes sin calcular la fuerza o la dirección de los impactos; la prohibición de la libertad los pone como locos. El joven de las empanadas estaba en la negativa de pagar el derecho de piso impuesto por los dirigentes del pueblo, la razón: no haber generado ninguna venta al momento. Tal vez los oficiales pudieron tener el gesto de comprar una sola empanada y así darle la oportunidad de cumplir con las obligaciones, pero decidieron estar del otro lado, olvidando la destreza de la amabilidad. ¿Dónde está el equilibrio para mantener una economía que fluya sin la necesidad de llevar a la gente al caos o al daño a los otros?
Mundo, muchas veces persigues la ganancia de recursos a través de las malas acciones y de actos ilícitos. Existen dudas no preguntadas, preguntas que se pueden formular en esta situación; las respuestas son claras ante todas. Nadie contempló y entendió que nadie podría hacer un cambio dando la espalda.
¿Qué veneno puedes esperar el día de mañana?
Fragmento del Libro Canbol Parsom
Guillermo Martínez Mercado
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