Actualmente todos hemos escuchado sobre la generación x, los millennial y lo más reciente: la generación z. Sí o sí ,a todos se nos ha clasificado en una de ellas pues entre generación y generación la manera de interactuar, de comunicar y de reunirse ha cambiado porque las condiciones sociales, económicas y tecnológicas han sufrido drásticos cambios; sin embargo, hay algo que no cambia con el tiempo y es la necesidad de expresarnos.
Nací en el año 1990,
donde todo lo bonito e interesante de los 80’s se acabó y llegaron los colores neón, las ombligueras y para muchos se acabó la buena música, en el caso de muchos millennials lo mejor de esa década fue la llegada de una pequeña parte de la cultura japonesa a través del anime.
Si bien desde tiempo atrás ya se transmitía anime en la TV mexicana como Mazinger Z o programas como Señorita Cometa, fue en los 90’s y 2000 que el anime comenzó a tener mayor presencia en la barra estelar de entretenimiento infantil. Fue así que crecimos con animaciones entrañables como Heidi, Remi, Candy Candy, Sailor Moon, Los Caballeros del Zodiaco, a los que más adelante se les unió Dragon Ball, Sakura Card Captors, Pokemon, Digimon y un largo etcétera.
Algunos niños de la época se quedaron conformes con la pequeña muestra de anime que ofrecía la televisión abierta, mientras otros tantos nos adentramos más al mundo de la animación nipona con los recursos con los que contábamos en ese entonces.
Recordemos que internet no era como hoy lo conocemos, pues aún nos exigía mantener la línea telefónica ocupada y espacios como YouTube y otras páginas en las que ahora fácilmente encontramos información sobre anime, ni siquiera existían.
Al igual que la música, el anime es algo que ha unido a las tres generaciones más recientes,
así es como actualmente tenemos múltiples espacios para los amantes del anime como la Frikiplaza en la CDMX, agencias de entretenimiento se han abierto camino para satisfacer la demanda de los llamados «otakus» trayendo a diferentes artistas y bandas de j-pop y j-rock, y esto ha sido gracias a muchos miembros de la generación x o millennial que se unieron para organizar eventos como convenciones en diferentes puntos de la República Mexicana.
Ahora aquellas cosas a las que nosotros no pudimos tener acceso, muchas personas de la más reciente generación las han podido disfrutar; después de ser considerados como una pequeña parte de la población joven, el gusto por la cultura asiática ha ido en aumento y ahora es más común ver personas a las que ya no les da pena decir que les gustan sus «chinos» o sus caricaturas japonesas, a pesar de que antes podía ser motivo de vergüenza o hasta de burla.
Muchas personas no se explican cómo es que alguien se puede apasionar tanto con una historia o con un personaje de anime.
Al menos para mí, la atracción que sentí por el anime fue diferente a lo que la gente piensa, pues más allá de la típica historia en la que el bien triunfa sobre el mal, o las animaciones de mujeres con atributos desproporcionados e irreales que indiscutiblemente para muchos son agradables a la vista; lo que vale la pena ver y sentir en el anime son los pequeños mensajes de esperanza, perseverancia, cuestionamientos sobre el propio ser, lo que es bueno o es malo, la convicción por tus ideales.
La manera en que lo exponen a través de historias interesantes o simplonas, algunas desgarradoras y otras con muy buenas escenas de batalla, logra tocar de una manera muy especial el alma de una persona, pues en ocasiones reconoces y recuerdas más un anime por lo que te hace sentir que por lo que puedas recordar de la historia.
De una manera especial, para quienes gustamos del anime,
éste logra unir a las últimas tres generaciones mediante historias que te cuestionan qué tanto puedes amar a un amigo, hasta dónde lo dejarías llegar dentro de un ambiente autodestructivo, historias que no siempre terminan «bien» dado que van en contra de todo el romanticismo que nos han implantado, con historias que te llevan a concluir que en ocasiones debes decidir que lo que amas o crees amar no es lo que necesitas, que a veces para alcanzar tus metas es necesario dejar ir personas o situaciones que en el momento nos hacen felices porque, aceptémoslo, así es la vida.
Historias que te motivan a entregar lo mejor de ti y a seguir tus pasiones haciéndote saber que tu versión de mañana debería poder vencer a tu versión de hoy; o que puedes dejar la vida en algo, pero nunca tu honor o tu dignidad. Historias en las que ves que el malo no es tan malo ni el bueno es tan bueno.
Finalmente en medio de tanta fantasía está representada la esencia del ser humano, sus anhelos, lo entrañable y nostálgico de un día lluvioso en el verano, o aquellas palabras que te marcaron para siempre. Curiosamente esa es la clave del éxito del anime, su manera de expresar incluso con su música, con la que muchas personas han logrado identificarse y sentir que ese arte es lo que mejor los representa.
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