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Hablando de amores y traiciones, hoy es tan común escuchar que las relaciones no fueron más allá de un sólo encuentro casual, una larga noche de sudor y unas cuantas copas. De forma poética, un sociólogo llamó a este concepto “amor líquido”. Si lo vemos de una manera análoga, este tipo de relaciones suelen ser como el agua, las puedes sentir, beber, pero no permanece, siempre encontrará una ruta para escaparse de entre tus manos.


¿Pero por qué es tan habitual ver esta actitud hoy en día entre las gentes modernas?

Es cierto que los problemas sociales o psicológicos que podemos desarrollar como individuos, tales como inmadurez emocional o temor a la afectividad nos pueden orillar a la búsqueda de relaciones instantáneas.


Como dice una canción, “fácil viene, fácil se va”, así suelen ser la mayoría de los vínculos afectivos que muchos hemos desarrollado en fechas recientes.

La facilidad de deslizar a la derecha en una aplicación para conocer gente y empezar una conversación a través del dispositivo móvil con una persona tan solitaria como tú, hace que se genere una rápida empatía con el interlocutor, pero según va pasando el tiempo te vas dando cuenta que no tienen muchas cosas en común, se aburren y van en busca del siguiente match, es entonces cuando caemos en ese círculo vicioso, scrolleando en una lista de personas que se encuentran a menos de 100 kilómetros de distancia y juzgando por sus antifaces, que solemos llamar fotos de perfil, quién sí es merecedor de nuestra amistad y quién no.


Pero no sólo se trata de eso, la vida digital hoy en día tiene tanta relevancia como la realidad, un simple mensaje que dejes en redes puede hacer que tu reputación mejore o empeore, esto incluye tus círculos sociales, laborales y hasta familiares.

Tenemos toda la vida en nuestros dedos, solo basta hacer tap a una sola palabra, “bloquear”, para que la comunicación se elimine por completo, y con ello todos los vínculos que se hayan forjado.


En esta vida todo es incierto, andamos a tientas en la oscuridad, ese es el origen de la inseguridad y ahí es donde sólo se busca una satisfacción puntual, se consigue y lo siguiente es huir.

Todo compromiso es un reflejo de nuestra competencia y madurez, por eso es necesario confiar primero en nosotros mismos y se verá reflejado en la confianza que le tengamos a los que nos rodean.


Las personas no somos bienes de consumo, no tenemos fecha de caducidad, pensamos, sentimos y amamos, por eso debemos empezar con nosotros mismos, viéndonos como personas que merecen ser amadas.


Según Bauman, el sociólogo del que hablamos al inicio, son imprescindibles dos valores: libertad y seguridad.

La seguridad sin libertad es esclavitud, pero la libertad sin seguridad es caos. Por eso les hago una invitación, dejen de lado el placer momentáneo, “encuentra lo que amas y deja que te mate”.

Una buena relación necesita tiempo y esfuerzo, el romance sólo sirve para vender globos y llenar moteles el 14 de febrero, rechacen la aceptación social de un mundo lleno de apariencias vacías y recuerden, ámense mucho.

https://laredaccion.com.mx/el-amor-nunca-termina/fabio-de-jesus-el-coach-de-la-felicidad/
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