Diversos autores tanto en áreas como la mercadotecnia, sociología, economía, etc; hacen mención de un presente rechazo al término “Americanización”, las razones son diversas pero en mayor medida es debido a que en realidad el término no representa al continente americano en su totalidad, sino más bien hace referencia a todo lo proveniente de Estados Unidos de América, basta con recordar que nosotros los mexicanos llamamos “americanos” a sus ciudadanos. A pesar que nuestro vecino del norte tiene grandes cualidades se ha distinguido por la constante intromisión en diversos países en asuntos que no le competen, sobre todo cuando hay hallazgos de petróleo de por medio, pero los países que más se han visto afectados debido a la intervención estadounidense son los países latinoamericanos con su famosa “Doctrina Monroe” y su frase simbólica “América para los americanos” que más parece “América para los norteamericanos”, ya que está sólo ha acrecentado la influencia e imperialismo por parte de los Estados Unidos con el resto de América. Ante todo lo anterior, cuando en algunos países se escucha o lee americanización
Sin embargo existe un grupo selecto en México que nunca le ha tenido miedo a la palabra “Americanización”, que por lo contrario siempre han estado dispuestos por recibirla con los brazos abiertos, efectivamente, la clase política, que a pesar que diversos autores plantean que la americanización se dio y tuvo gran auge en el Siglo XX, me atrevo a decir que nuestros compatriotas comenzaron a seguirles los pasos a los estadounidenses desde el Siglo XIX, no es casualidad que el nombre oficial de nuestro país se “Estados Unidos Mexicanos”, no es más que una de las primeras evidencias de la influencia política de E.U.A. en nuestras tierras. Si lo anterior no fue suficiente, basta con darle una breve leída a la biografía del ”Benemérito de las Américas” Benito Juárez García y la trayectoria de las políticas durante su presidencia, el señor ya mero se ponía agua oxigenada en la cabeza y el resto del cuerpo con tal de ser del agrado de los norteamericanos.
Como clara evidencia de lo anterior tenemos gran parte de la ideología liberal en México durante ese tiempo, la manera de administrar al país como la famosa libertad de credo, que no fue más que una sugerencia del país vecino, para poder meter sus religiones protestantes, que de igual forma sólo fue plan con maña para desplazar a los católicos conservadores opositores al juarismo, les quitaron tierras, monasterios, persiguieron curas y le dieron todo eso aplicando la política al estilo norteamericano de esa época “eliminar a la competencia mediante la cámara de diputados” .
Francisco I. Madero fue cliente y víctima de la americanización en campañas electorales, ya que a pesar de que el héroe y padre de la Revolución Mexicana tenía el apoyo de todo el dinero que había adquirido su familia gracias al “Porfiriato”, éste recibió apoyos económicos y asesoría por parte de E.U.A a través de su embajador Henry Lane Wilson, pero cuando Panchito se quiso salir del Huacal enseguida orquestaron su asesinato, asesorando políticamente a una nueva marioneta “Victoriano Huerta” que esperaban que fuera capaz de acatar órdenes y llevar la política al mero estilo Norteamericano.
Avanzando un poco a al periodo postrevolucionario, dejando a un lado el comunismo del Presidente de Lázaro Cárdenas del Río, el Conservadurismo de Manuel Ávila Camacho y el final de la Segunda Guerra Mundial, podemos encontrar a una persona que entendió que siguiendo paso por paso el manual norteamericano para campañas electorales se ganaría la presidencia al bolsillo sin tanto esfuerzo, es nada más ni nada menos que el “Mr. Amigo”, Miguel Alemán Valdez, que gastaba cantidades ridículas para traer asesores de imagen desde Hollywood, hasta personal para que le escogiera sus trajes contrataba; su rostro aparecía en todos lados antes, durante y después de su presidencia, mostrando una imagen joven y elegante, desplazando la brusca y desgastada figura de los caudillos revolucionarios, no a lo gratis “el cachorro de la revolución” ha sido el primer presidente en brincar el charco por invitación propia del presidente norteamericano. De igual forma como olvidar que también se aprovechó la época de oro del cine mexicano para hacer campaña, y mejor aún si su antecesor había invertido en la industria. Pero Miguelito no fue ingrato y para demostrar su agradecimiento al Partido de la Revolución Mexicana, invirtió en la primera televisora mexicana, la cual hasta la fecha ha tenido una gran influencia a la hora de impulsar significantemente las campañas electorales del partido oficial.
El objetivo de las campañas electorales siempre ha sido el incremento en el porcentaje de las votos duros, y a pesar de la influencia norteamericana, en México ha habido ciertas variaciones en la americanización de estos procesos, puesto que en el país se había formado un partido oficial, a cuales la mayoría de los entes políticos estaban afiliados, aprovechando la llaga de la revolución para que acrecentar su patriotismo y su sentido de pertenencia, que mejor estrategia que nombrarse Partido “Revolucionario” Institucional, a pesar de que al poco tiempo se formó el partido que fue su primera “oposición”, el PAN, no tenían oportunidad ante el PRI y su chantaje emocional revolucionario.
Basándonos en el trabajo de Pablo Mancini “Americanización y Modernización. breve Historia de la campaña electoral” este hace mención que los norteamericanos han tenido gran avance en el área electoral, esto quizás se deba a que es de los primeros países en aplicar la democracia y los procesos electorales, es por eso que se podría decir que ha habido una evolución más acelerada en su país, puesto a que en México en esa materia, se ha visto truncado por diversos eventos históricos como las guerras entre centralistas y federalistas, conservadores y liberales, la guerra de reforma, segundo, imperio, porfiriato, revolución mexicana, maximato y la dictadura perfecta del PRI, aproximadamente doscientos años de atraso en materia electoral, por lo que como siempre no queda de otra que intentar copiar el modelo norteamericano o pagar por asesoría.
Mancini de igual forma hace mención acerca de la influencia de los medios de comunicación masivos sobre todo los que tuvieron auge durante el Siglo XX, como lo son la radio, el cine y la televisión , los cuales si se contaba con el capital podría pagar por una mayor cobertura en estos, en los Estados Unidos de América aún es muy común, sin embargo en México, la práctica de contratación de los servicios de estos medios se ha tenido que regular debido a las constantes quejas de partidos políticos nacientes, debido a que lo anterior acrecentaba considerablemente la ventaja de los partidos políticos más antiguos, sobre todo que al pasar del tiempo algunos de sus militantes fueron invirtiendo en televisoras, canales de radio y periódicos, por lo que no era difícil deducir la relación entre partido-empresa; ante esta situación el Instituto Nacional Electoral (INE) ha tenido que intervenir, por ejemplo ya no se pueden pagar una mayor cobertura para los spots en las televisoras, ahora cada partido tiene la misma cantidad de tiempo y puede administrarlo a su conveniencia.
A pesar de dicha regulación en la contratación de los servicios de los medios masivos de comunicación, los políticos han sabido aprovechar los huecos legales, como por ejemplo cierto partido contrataba artistas que grababan comerciales para ser proyectados en los cines, anunciando su campañas de pena de muerte a secuestradores y violadores, la de las cuotas escolares también, en aspectos legales los del INE habían olvidado hacer mención de este medio lo cual fue aprovechado por unos cuantos. De igual forma el INE no ha logrado regular las campañas pre campañistas mediante los nuevos medios de comunicación masivos que son las redes sociales, por lo cual funcionarios públicos de bajo hasta de alto margen de visibilidad mediática y política se han colgado excesivamente sin recibir sanción alguna. Sin embargo, así como puede posicionar a los políticos de igual forma si se le da un mal uso, puede llegar a desprestigiar a cualquiera, un claro ejemplo es el rey de los memes mexicanos, nuestro amado tlatoani Enrique Peña Nieto, quien en un principio tenía un nivel de aceptación considerablemente aceptado, en las redes sociales se podían ver las imágenes y las frases de “Peña bombón te quiero en mi colchón”, pero en cuestión de meses la magia del internet y las redes sociales se han ido encargando de desprestigiar y mofarse de su imagen e intelecto.
Durante bastante tiempo los medios convencionales eran muy efectivos para la concreción y adquisición de los votos duros, sin embargo han surgido diversos factores que les ha restado efectividad, como por ejemplo la globalización que ha influido en la creación y evolución de la tecnología que ha traído como consecuencia nuevos medios masivos como lo son las redes sociales, de igual forma la sociedad ha ido cambiando aceleradamente. Durante el transcurso del siglo XX las características de las poblaciones eran bastante homogéneas y era fácil distinguir las preferencias de los votantes y posteriormente capitalizarlas, sin embargo por la evolución social que a ha sido mencionado, se han creado decenas si no es que cientos de tribus sociales, desde centralistas, republicanos, federalistas, liberales, conservadores, comunistas, apartidistas, ecologistas, veganos, animalistas, emos, hipsters, otakus, etc.
Ante la gran diversidad ya mencionada, el emplear sólo los métodos mercadológicos del Siglo XXI los partidos y candidatos corren el riesgo de quedar obsoletos y ser desplazados, por lo que se han tenido que ir adaptando de manera impresionante y no sólo incursionando en los nuevos medios de comunicación masivos, si no también contratando a todo tipo de asesor en diversas áreas, como los de imagen, marketing digital, encuestadores, sociólogos, oradores, historiadores, etc; todo con el objetivo de poder llegar e influir en un mayor porcentaje de votantes.
A pesar de la efectividad de las nuevas estrategias americanas en procesos electorales para concretar la adquisición de votos, esto puede ser peligroso para los partidos políticos, puesto que al intentar abarcar varios segmentos de la población han existidos contradicciones en sus propios discursos por lo que podrían ir perdiendo identidad y con ellos credibilidad, que mediano o largo plazo de tiempo provocaría que de plano ningún grupo se sienta identificado al cien por ciento.