Su sobrino tenía leucemia, estaba muy malito internado en un hospital muy lejos
de donde su tía y su abuelita se encontraban, pero la distancia no fue ningún
impedimento ya que al momento de morir fue a despedirse de ellas.
Esta historia llegó de manera anónima a nuestro grupo de Mitos y Leyendas de
Monterrey y del Mundo y en ella nos cuentan lo siguiente.
Estaba muy grave era un niño de 6 años muy bonito e inteligente.
“Les voy a platicar lo que nos pasó a mi mamá y a mí cuando yo tenía 15 de edad,
de eso ya hace casi 30 años. El hijo de mi hermano tenia leucemia y ya estaba muy grave era un niño de 6 años muy bonito e inteligente.
Una noche mi mamá y yo nos quedamos a dormir solas porque mi papá tuvo que
salir de la ciudad, vivíamos en un rancho y frente a nuestra casa no teníamos
vecinos era puro monte solo había una vereda encintada que comunicaba a otra
granja y como es común en los ranchos todos nos conocíamos y era costumbre
encerrarse y dormirse temprano.
Recuerdo que hacía mucho calor y teníamos las puertas abiertas solo las de tela
mosquitera estaban cerradas, no podíamos dormir, estábamos platicando eran
como la 1:30 de la madrugada yo estaba acostada en el piso en un colchón boca
abajo viendo por debajo de la cortina cuando de repente veo en la puerta unas
piernitas y unos pies chiquitos de niño y escuchamos una voz de infantil que grita:
buenas noches, no podía verle la cara por la cortina pero me paré rapidísimo y mi
mamá atrás de mí, no nos dio miedo salimos a la calle de volada y vimos para
todos lados, la calle era recta no había nadie, todo estaba solo y enfrente era
imposible que un niño a esa hora haya corrido para el monte, ¿Quién era? ¿Con
quién andaba?
Nos marcaron diciéndonos que mi sobrinito acababa de fallecer
Nunca lo supimos, pero como a los 20 minutos nos marcaron diciéndonos que mi
sobrinito acababa de fallecer en el hospital. Mis papás no eran muy creyentes de
lo paranormal y mi mamá quería encontrarle una explicación lógica a lo sucedido
pero la verdad es que no la había.
La joven envió una nota aclarando que: “hace 30 años no existían los celulares
pero en ese rancho teníamos una caseta donde se recibían las llamadas y de ahí
las enlazaban al teléfono de casa, eran unos receptores grandotes con ruedita
para marcar y que usaban hasta 3 pilas enormes para funcionar”.
Una historia de amor donde un niño antes de partir al más allá, va a despedirse de
su abuelita y de su tía, avisándoles 20 minutos antes de que ya era su hora de
partir.
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