La vida se conforma de miles de experiencias tanto bellas y joviales como difíciles y dolorosas. La batalla diaria que se libra con la pérdida de un ser querido no es para nada sencilla. Prescindir de alguien cercano con quien compartimos experiencias memorables y significativas es perder también una parte importante de nosotros mismos.
Al encontrarnos dentro de una situación de pérdida comenzamos un proceso de duelo que es una respuesta completamente natural ante la situación. Durante este proceso se experimenta un conjunto de sentimientos y comportamientos que buscan reconfortarnos y adaptarnos de nuevo a la vida.
El duelo se vive de manera personal y se manifiesta física y emocionalmente. Puede durar entre 3 a 5 años, dependiendo de las circunstancias. Las etapas del duelo pueden repetirse, saltarse u omitirse. Es común experimentar otras emociones aparte, incluyendo síntomas físicos.
Etapas de duelo:
- Negación, aislamiento, incredulidad: “¡No es posible!”
- Ira, furia, agresión, culpa: “¿Por qué a mí?”
- Pacto o negociación: “Haría cualquier cosa para evitar esta situación.”
- Depresión: “Ya no me importa nada.”
- Aceptación: “Estoy en paz con mi situación.”
¿Qué hacer?
Para lograr la recuperación existen ciertas actividades que pueden ayudar a comprender el estado del duelo y manejarlo de forma saludable.
Exprésate
No te sientas obligado a sentirte de cierta manera en particular. El duelo se vive individualmente, a un ritmo propio y no es recomendable ocultar esos sentimientos. Comparte lo que sientes hablando con personas de confianza o que hayan pasado por una situación similar. El arte terapia, la música, el deporte y un sinfín de actividades pueden ayudar, no sólo a descargar emociones, sino también a crear cosas impresionantes que sólo pueden nacer de emociones tan intensas.
Toma tu tiempo
Date tiempo y espacio para experimentar las emociones, sentimientos y pensamientos que acompañan este proceso. Durante este periodo puede ser necesario tomar ciertas decisiones inmediatas; por lo que es fundamental despejar tu mente para evitar repercusiones negativas. Siente tu tristeza, dolor, coraje, pero ten siempre presente que, aunque parezca imposible, sí puedes recobrar tu estabilidad emocional.
Cuídate
Come sano, haz ejercicio, duerme bien, descansa regularmente, convive. Es común dejar de lado el bienestar propio cuando uno se enfoca en el dolor y no en seguir adelante. Por lo tanto, es esencial establecer horarios para liberar emociones seguido por alguna actividad que te regrese a la rutina. El objetivo es volver a mirar la vida mediante actividades productivas para evitar caer en la depresión total.
Pide ayuda
Durante momentos tan vulnerables como éste, es fácil caer en malos hábitos y problemas de salud a causa del desgaste emocional. Si necesitas de alguien que te escuche o te haga compañía, pídelo. A menudo las personas temen incomodar y se alejan pero si te han ofrecido su apoyo, tómalo, coméntales qué necesitas y evita sentirte desolado. Acercarse a la religión, las asociaciones y los grupos son alternativas útiles que te ayudan a formar parte de una comunidad de apoyo. Existen también líneas telefónicas, sitios de internet, libros y expertos que pueden orientarte. Puedes consultar una amplia bibliografía aquí: https://librotea.elpais.com/usuarios/librotea/estanteria/16-libros-para-enfrentarse-al-duelo
Continúa
Al atravesar por este proceso, es común experimentar sentimientos de desesperanza y llegar a creer que uno nunca volverá a ser igual. Por más difícil de creer, sí es posible adaptarse a la vida sin un ser querido, y reinventar o regresar a la rutina. Las fechas importantes, los objetos y lugares significativos formarán parte de recuerdos que, aunque causen tristeza, también sean símbolos de cariño. Busca en estas memorias el consuelo para continuar.
Ayuda
Vivir un duelo puede servir para ayudar a otros en su recuperación, teniendo en mente siempre que es una experiencia muy personal y se lleva a un ritmo propio. Si te sientes listo, puedes formar parte de algún grupo dedicado a compartir experiencias sobre la pérdida y apoyar a los participantes. También es posible honrar a tu ser querido uniéndote a alguna causa de su interés.
El haber superado el dolor de la pérdida no es para nada un sinónimo de olvidar a tu ser querido. Al contrario, significa que se ha aprendido a vivir con su recuerdo y se ha logrado adaptarse a la vida sin su presencia. Este suceso es parte natural e inevitable de la vida, nos vuelve más humanos; permitiéndonos apreciar su fragilidad y concientizarnos de lo repentino que puede ser el cambio.
La oportunidad de continuar está en tus manos; busca hacer de este suceso una parte constructiva de tu vida, no destructiva.
Desafortunadamente, no existe una fórmula mágica que nos libre del dolor de una pérdida por lo que está en cada quien convertir esta experiencia en una de transformación y crecimiento personal que nos fortalezca, nos una con los demás y nos prepare para los muchos momentos que aún nos quedan por vivir.