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No puedo dedicarte una canción de esas que hablan de las madres que sufren y se sacrifican por amor a sus hijos, porque jamás me has hecho sentir que todo lo que me das es un sacrificio que te haga sufrir, al contrario, aún ahora que ya pasó mi tiempo de juventud, sigo recibiendo de tí, día a día dosis de fortaleza y sabiduría.

No puedo escribirte un poema de esos que se le dedica a las madres abnegadas, porque algo que nunca he visto en ti es abnegación. Al contrario, aún ahora que cada paso puede resultarte menos ágil, conservas esa rebeldía y libertad de decisión y pensamiento, que te hace llegar, como siempre lo has hecho, a donde se te da la gana ir, a tener lo que se te antoje tener, y a hacer lo que decides hacer, por el simple placer de ser, hacer o tener lo que tú decidas.

Independiente, de alma fuerte, admirable, mujer valiente, protectora, respetuosa, resistente y resiliente… Te he visto bromear teniendo la pierna hecha pedazos y responder con elegancia y dignidad aún con el alma herida y el corazón todo fracturado.

Nunca he visto que bajes la mirada, a no ser que sea para mostrarme las huellas que vas dejando a cada paso, para enseñarme cómo es que una mujer de tu categoría, hace historia sin dramas ni teatro… ¡Tengo tanto qué aprender de ti!

La versatilidad de tus manos

Tus manos mágicas y versátiles, lo mismo útiles para hacerme un hermoso vestido, como para desenredar mi enmarañado cabello. Tus manos firmes para plasmar tu nombre autorizando algún importante documento o contrato, como para señalar con un gesto de autoridad cuál es el camino correcto. Tus manos cálidas y amorosas con las que me recibiste cuando salí de tu cuerpo para enfrentarme a la vida, y protectoras para darme consuelo tantas y tantas veces que se me derrumbaba mi mundo.

El sonido de tu voz

Escuchar tu voz cada mañana, a las diez en punto, la hora exacta de nuestra llamada, es la vitamina que fortalece mi alma. Escuchar tu sonrisa, tus bromas, tus consejos… El sonido de tu voz me da la motivación para intentar ser cada día un poco mejor que el día anterior.

Tus palabras, siempre sabias, son la luz que ponen dirección a mi camino… ¡Que nunca me falten tus consejos! ¡Que nunca me falten tus palabras! ¡Que nunca me falte la melodía de tu voz, porque es la pauta del himno que me motiva para librar cualquier batalla!

Quiero parecerme cada día más a tí… tengo tanto por aprender, eres mi ejemplo a seguir, hay tantas cosas que quizá no he podido entender, en cada plática descubro pasajes de tu vida que no me dejan de sorprender. Gracias, mamá, por darme la oportunidad de nacer y renacer.

Te amo mamá.

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  1. Belleza de texto.
    Que belleza de texto!!
    Gracias por escribir, estrella cisneros.