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Sobre el follaje ocre que se asienta en la tierra. En los momentos donde el viento figura en rachas incontenibles de fuerza, el recuerdo reaparece. En estos tiempos de anarquía y separación, donde todo es, por decir lo menos, turbio e incierto. Donde los difíciles acontecimientos se han quedado encriptados en nuestro ser, en millones de seres que claman justicia y, sin embargo, la verdad es un tesoro que permanece enterrado sin que nadie quiera desenterrarlo.

Esta polarización y demonización de opiniones divergentes pueden ser perjudiciales para el diálogo y el entendimiento mutuo. La fecha la marca el calendario cuál bandera ondeante en octubre. El dos de octubre en México, un día que retumba en los recuerdos colectivos como un eco sombrío de tiempos pasados. Las calles se llenan de sombras al atardecer, el sol fustiga la gris figura y el viento lleva consigo el dolor de los deudos de los fantasmas del pasado. En este día, el cielo se tiñe de un gris plomizo que emana tristeza y melancolía.

Las calles adoquinadas son rutas sombrías de lo que ocurrió hace décadas, cuando el clamor de miles de voces se alzó en busca de justicia y libertad.

Los muros de la ciudad retienen la memoria de los rostros valientes que enfrentaron la represión, y las cicatrices de aquellos tiempos turbulentos se ocultan bajo las capas de pintura fresca. En las paredes yace la historia de lágrimas y dolor cubierto de caliches, rostros marchitos y aroma rancio. Las flores rojas de las Buganvilias parecen llorar por las almas perdidas en la lucha, mientras que los árboles cuchichean secretos ancestrales a aquellos que se detuvieron a escuchar. El aroma a copal y las veladoras encendidas en los altares improvisados crean un ambiente solemne y mágico que conecta el presente con el pasado. Lo material con lo espiritual. Lo místico con lo terrenal.

En este día, los corazones de los mexicanos laten con sentimiento de solidaridad y unidad. Las manos se entrelazan en la oscuridad como símbolo de resistencia, y las velas iluminan los rostros que se alzan para recordar a quienes cayeron en la lucha por un México mejor. El dos de octubre en México es un día que no se olvida, una herida abierta en la memoria colectiva que nos recuerda la importancia de luchar por la justicia y la libertad. Es un día en el que el arte y la historia se entrelazan para formar un mosaico de emociones y recuerdos, un día en el que el espíritu de resistencia sigue vivo, como un fuego que nunca se apaga. Como un canto que prosigue aun cuando la música ha culminado.

Edgar Landa Hernández.

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