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Ser madre es un milagro divino que llena de gozo el alma de una mujer, pero también es un desafío enorme que implica entrega, dedicación y responsabilidad. Una madre da todo por sus hijos, los cuida, los educa, los protege y los ama con todo su ser, deseando que sean felices y se realicen como personas.

Sin embargo, a veces los hijos no responden al amor y al esfuerzo de sus madres, y se comportan con indiferencia, ingratitud, desobediencia o rebeldía. Esto hiere profundamente el corazón de una mamá, que se siente ignorada, despreciada y abandonada.

La indiferencia de los hijos se puede expresar de distintas maneras

  • No llamar ni visitar a su madre con frecuencia, o hacerlo solo por compromiso o interés.
  • No mostrar interés ni apoyo por lo que le pasa a su madre, sus problemas, sus alegrías o sus sueños.
  • No valorar ni agradecer todo lo que su madre ha hecho y hace por ellos, y darlo por sentado.
  • No respetar ni obedecer las normas, los consejos o las peticiones de su madre, y actuar de forma irresponsable o imprudente.
  • No compartir ni confiar en su madre sus sentimientos, sus inquietudes o sus proyectos.
  • No reconocer ni aceptar los errores o las disculpas de su madre, y guardar rencor o resentimiento.

Estas actitudes pueden deberse a diversas causas, tales como

  • La influencia negativa de los amigos, la pareja, los medios de comunicación o la sociedad.
  • La falta de comunicación, de diálogo, de comprensión o de confianza entre la madre y el hijo.
  • La rebeldía propia de la adolescencia, la búsqueda de la independencia o la afirmación de la identidad.
  • Los conflictos familiares, como el divorcio, la separación, la violencia o el abandono.
  • Los problemas personales, como el estrés, la depresión, las adicciones o las enfermedades.

El impacto de la indiferencia

La indiferencia de los hijos, puede hacer que mamá se sienta triste, decepcionada, frustrada, culpable o enojada. Ella puede pensar que ha fallado como madre, que no ha sabido educar a sus hijos, que no los ha amado lo suficiente o que no merece su cariño. Incluso puede perder la autoestima, la ilusión o el sentido de la vida.

Una madre no debe dejarse vencer por la tristeza ni por la indiferencia de sus hijos.

  • Recuerda que eres una persona valiosa, digna y merecedora de amor y respeto.
  • Debes cuidar de ti misma, de tu salud física y mental, de tu bienestar emocional y espiritual.
  • Buscar apoyo en otras personas que te quieran y la comprendan, como tu pareja, tu familia, tus amigos o un profesional.
  • Sigue haciendo lo que le gusta y te hace feliz, como trabajar, estudiar, viajar o practicar algún hobby.
  • Mantén viva la esperanza en que tus hijos reconozcan tu amor y lo valoren en su justa medida.

Una madre nunca deja de ser madre ni de amar a sus hijos. Una madre siempre está dispuesta a perdonar, a ayudar y a apoyar a sus hijos cuando ellos lo necesiten.

Una madre siempre espera lo mejor para sus hijos y desea verlos felices… aún cuando ellos no lo entiendan o no lo quieran aceptar.

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