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Su suegra tenía miedo de caminar por la banqueta de su vecina que era bruja, ella le dice usted camine por donde quiera, las banquetas son libres y esa frase bastó para que la bruja la escuchara y la hechizara.

La siguiente historia fue enviada a nuestro grupo de “Mitos y Leyendas de Monterrey y del Mundo” y según nos cuentan sucedió en el año 2016, cuando la joven tenía 19 años de edad, su identidad prefirió dejarla en el anonimato por lo fuerte de los hechos y no fuera que la volvieran a embrujar.

La joven mujer empezó a salir con un chavo y se hicieron novios y un día al estar afuera de su casa salió su madre a caminar, la señora le hizo mención que no le gustaba pasarse a la banqueta de la vecina porque le habían dicho que practicaba la brujería y le molestaba que pasaran frente a su casa.

“Yo le dije a la señora -Usted camine por donde quiera, la banqueta no es de nadie, de ahí en adelante me empezaron a pasar cosas… empecé a perder el sueño, el apetito, todas las noches sentía que alguien estaba acostado al lado mío, que alguien me observaba, el dormir era raro, sentía como si mi alma se elevara y todo se ponía en blanco, caía en un sueño profundo y cambió mucho mi forma de ser, sentía que mi familia no me quería, en especial mi hermano, yo le empecé a agarrar coraje así de repente; tanto que un día nos peleamos muy feo”.

Después de la altercado la muchacha agarró sus cosas y salió de su casa y se fue a quedar en la morada de su novio, pero a la segunda noche de su estancia empezó a convulsionar cuando se encontraba dormida, su pareja estaba muy asustada porque no sabía que sucedía.

“Encendió la luz, al verme yo ya estaba dormida de nuevo, pero mi nariz estaba sangrando (jamás me había sangrado antes). Ya en la mañana que me desperté, me saqué de onda porque mi almohada estaba manchada de sangre, él preocupado me cuenta lo que pasó, yo no recordaba nada”.

Al poco tiempo la joven prefirió irse a quedar a la casa de su abuelita, porque su comportamiento seguía estando extraño, los sonidos que escuchaba del exterior retumbaban en sus oídos, cuando veía televisión no escuchaba las voces de los personajes, solo la música de la trama.

Todo esto empezó a causarle mucha ansiedad, los ruidos del ambiente empezaron a hacerse insoportables, ella no sabía que le estaba pasando, para tratar de evitar esto, ella trataba de traer siempre música en sus audífonos, para olvidar los demás sonidos del exterior.

Pero los males siguieron, un día empezó a convulsionar estando despierta, aunque ella nunca había padecido de eso, su abuelita y su tío se preocuparon por lo que llamaron a su hermano y él la llevó al hospital a la clínica del Seguro Social.

La joven nos cuenta qué: “después de ahí tengo muy vagos recuerdos, era como si solo en momentos fuera yo, sentía que mi familia me quería dejar ahí, según yo mi mamá me hablaba feo, como burlándose de mí, mi mente jugaba conmigo”.

“Cada rato me arrancaba el catéter porque yo me quería ir de ahí (a mí me dan pavor las agujas, jamás haría eso). Mis hermanos dicen que mi mirada daba miedo, que mi sonrisa era burlona, que les decía que me quería morir, que esa no era yo, por las convulsiones, mi lengua estaba morada, pero yo no me quejaba de dolor, hablaba como si nada”.

La chica en momentos sentía mucho miedo y desconfiaba de todos. Y por si todo esto fuera poco, le empezaron a suceder cosas más extrañas como: “que sabía cosas como el nombre de las personas que estaban en el hospital, de los doctores, de los que estaban en el mismo cuarto que yo, predije que al señor de enfrente de mi cama estaba a punto de darle un infarto y así fue”.

Estuvo 3 días en el hospital, la dieron de alta porque clínicamente no tenía nada.  Ella no recuerda cuando volvió a su casa, se fueron de su mente los recuerdos de varios días. “Mi hermano dice que en las madrugadas me levantaba y me paraba detrás de una cortina que daba para su cama, solo observando, que eso le causaba miedo y a la vez preocupación de que les fuera a hacer algo mientras dormían. Él hasta pensaba en dormir con un cuchillo para defenderse de mí. Yo no recuerdo nada de eso”.

Así pasaron varios días hasta que su madre decidió llevarla con una curandera, le dijo que su hija estaba trabajada para que se peleara con sus hermanos, para que se volviera loca y para que muriera, la hicieron varias limpias para sacarle el mal que le habían puesto y poco a poco fue recuperando la cordura y volviendo a la normalidad y en la actualidad ella se encuentra bien y le da gracias a Dios por haberla ayudado y quitarla de las garras de la muerte y de la terrible bruja.

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