Y es que por más lejos que me encuentre, nunca estoy sola. Siempre está esa voz en mi cabeza que a veces me alienta, otras se vuelve mi peor enemiga y otras tantas veces se encarga de decirme mis verdades crudamente y sin anestesia.
Nunca estoy sola, hay dentro de mí mil demonios que cada día tengo que enfrentar, hay todo un infierno en mí y no cualquiera es capaz de entenderlo.
Tengo conmigo a la familia que elegí, siempre presentes en mi corazón y aún así me invade el sentimiento tan humano de la soledad. Un vacío existencial que ni todas las pastillas del mundo pueden llenar.
La pregunta de siempre: ¿Qué hay de malo en mí?
La misma respuesta: eres humana, no eres responsable de lo que los demás piensan sobre ti. No lo puedes controlar todo.
Tratando de vivir el presente, disfrutar el momento y no darme por vencida por los obstáculos que por mis elecciones yo misma he puesto en mi camino.
Me enorgullece saber que no hay obstáculo que no pueda vencer, cargada de amor, resiliencia y con mi soporte emocional al pie del cañón todo lo puedo lograr.
Este es un nuevo capítulo que promete un maravilloso comienzo, solo debo ser paciente y recordarme aquella promesa de entregarlo todo para vivir dignamente y no solo sobrevivir.
Con calma, armaré de nuevo mi corazón y sé que mis dos bebés y yo saldremos adelante y juntos podremos construir el hogar que tanto he anhelado a lo largo de los años.
Dicen que los nuevos comienzos a veces se disfrazan de finales no tan felices y creo que este es el caso, un comienzo complicado, pero me recuerdo a mí misma que ahora no estoy sola, que he estado en peores encrucijadas y en verdad sola y aún así lo he logrado mil veces antes, hoy que tengo el apoyo de personas tan maravillosas, sé que lo voy a lograr.
Y a estas alturas acepto que la culpa de mis decepciones es solo mía por poner expectativas en personas que no lo merecían.
Llevo poco tiempo en este lugar y ya lo siento mi hogar, puedo dormir y después de una terrible tormenta, al fin toco puerto y me comienzo a sentir en paz. Y ahora me queda claro, que nunca estoy sola.
