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El lunes 23 de septiembre de 2013, llegué puntual a la cita para el primer día en mi nuevo trabajo. Un trabajo que me costó 2 meses y 17 días conseguir. Pero aparentemente era un súper golpe de suerte: cerca de donde vivía, un sueldo promedio al que tenía en el último empleo, pero sobre todas las cosas lo mejor era que nadie me conocía.

Debía dejar atrás todo y empezar de 0. No es que hubiera hecho algo atroz pero ya la había cagado mucho así que ya me urgía un ”nuevo amanecer” digámoslo así.

Ya había perdido demasiado por dejarme llevar por cosas que, con base a mi experiencia, no eran para mí: el amor por ejemplo.

Llegué a la dirección que me dieron y avisé que era la nueva recepcionista pero nadie sabía que llegaría un nuevo elemento, sin embargo una chica de ojos grises, muy amable, me dejó pasar “en lo que investigaba”.

Y pues sí, resulta que sí, que yo era la nueva recepcionista y seríamos 2 chicas en el puesto, pero nadie lo sabía.

Me enviaron a la sala de juntas donde se estaba llevando a cabo la capacitación para todo el personal. Cabe mencionar que el lugar era completamente nuevo: el edificio, el mobiliario, la pintura, todo tenía o plástico o estaba guardado en cajas y había que ayudar a armar.

Entré a la sala de juntas y lo primero que vi fue a ti: me dirigiste la mirada más desdeñosa que nadie me había dedicado en toda mi vida, me viste de arriba abajo y volteaste tu cara como si yo fuera un bicho asqueroso y/o peligroso al que habría que evitar a toda costa.

Tuvimos una semana de curso y nos incorporamos a nuestras respectivas funciones, pocas en realidad porque a pesar de ser la franquicia de una importante marca de autos, como mencioné acababa de echarse a andar, así que nuestros días iban y venían en armar sillas, cubículos, quitar plásticos, comprar galletas y café, etc.

Sin embargo siempre me quedé pensando en ese primer encuentro…

Al día de hoy, incluso, lo recuerdo como si hubiera sido ayer y ya pasaron 6 años. Seis largos años donde viví cosas que nunca creí que viviría, donde soñé cosas que pensé que ya no pretendía y donde lloré más que en cualquier otra época de mi vida.

Pero fui feliz, fui feliz las veces que me lo permití. Fui feliz mientras no hubo sombras en mi corazón, mientras no hubo dudas, ni engaños ni mentiras. Fui feliz mientras tu fuiste feliz conmigo. Hasta que todo se apagó. Hasta el momento en que todo cambió de rumbo y por más esfuerzos que hicimos, jamás pudimos recuperar el rumbo.

Simplemente pusimos de lado la brújula y nos dejamos a la deriva, sin pensar que podían pasar 2 cosas por nuestra irresponsabilidad como capitanes de nuestro barco: o por suerte de la vida llegábamos a buen puerto… o naufragábamos sin hacer nada para evitarlo. ¿Adivinan lo que pasó?

Jamás entendí por qué fue así nuestro primer cruce si yo en mi vida te había visto. Te recordaría supongo. Me ignoraste cuando llegué a tu vida y hoy que me estoy yendo, también me estás ignorando. No cabe duda que la vida es un círculo perfecto.

Sombras bajo la puerta
Reminiscencia de una vida pasada

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