He abrazado mi locura

Era una mujer normal, más triste que feliz, más gris que a colores, pero cuando tú llegaste; cambiaste mi mundo por nuevos matices, sueños, momentos y con el tiempo, los más amargos sin sabores.

Cuando te acercaste a mí y me contaste de tu amor, cuando hablaste que de tu vida yo era inspiración, tu motivo para andar y el lugar donde tu barco quería hacer su puerto seguro para quemar banderas y ya no regresar…en ese momento me rendí a ti.

ESTABA TAN VACÍA Y FALTA DE AMOR QUE LA LUZ DE TUS OJOS Y TU MENTIRA QUE SABÍA A VERDAD ME CAUTIVÓ Y TU ESCLAVA ME VOLVIÓ.

Y no pude detenerte, ni quise detenerme; estaba tan vacía y tan ávida de amor que pensé que en el calor de tus brazos y la dulzura de tus labios había encontrado el amor anhelado tanto tiempo en silencio en mi triste corazón.

Me diste alegría, me llenaste de dicha, me hiciste creer que yo de tu vida era la última mujer. Pero al paso de los días esa historia cambió y ya no eras un dulce hombre de tierno corazón, ahora eras un ogro impaciente, un ser falto de amor, insensible a mi llanto e incapaz de escucharme y dedicarme palabras de amor.

Tus muchos afanes fueron ganando, el tiempo que teníamos para amarnos lo consumió cada cosa nueva que como responsabilidad tu vida adoptó y así comenzó la guerra entre mil pruebas, problemas, gritos y mucho dolor.

Me llamaste loca más de una vez sin darte cuenta que fuiste tú quien anuló mi razón.

Me tachaste de celosa, cuando tus engaños fueron los que provocaron la inseguridad de mi corazón.

Me llamaste una carga imposible de llevar cuando fui yo quien te sostuvo cuando tu vida colapsó, cuando fui quien te escuchó y en infinidad de veces, por verte feliz todo dejó.

Me gritaste egoísta por querer más de tu tiempo, cuando fuiste tú quien me acostumbró a llenar mi espacio y mis brazos con la calidez de tu abrazo.

Me llamaste tantas cosas de las cuales más de una aún no comprendo…me llamaste PROBLEMA… pero fueron tus decisiones y falta de límites lo que llenó nuestra vida de dilemas.

No te entiendo, no sé cómo olvidaste que, de día, noche o madrugada, mi alma, mi ser y mi vida estaban dispuestas a ti. Te perdoné lo imperdonable, me mentiste y te creí, te di aún la oportunidad que no pediste y cada regalo que yo sabía que te haría feliz.

Te dí tanto que me olvidé de mí, te dí mi agua y me quedé con sed, fui tu sombra y en soledad desperté, QUISE SER TODO PARA TI, ESPERANDO QUE YO FUERA EL TODO DE TI.

Pero fallé, porque el amor no se obliga, ni las acciones, ni las demostraciones… fallé porque no pude entender a tiempo que nuestra vida iba a otras direcciones.

Me llamaste loca tantas veces y me la llegué a creer, me llamaste carga tantas veces y me la llegué a creer, me llamaste estorbo tantas veces y me la llegué a creer… ¡SÍ, SÍ ESTABA LOCA! Y loca de remate, porque permití tus faltas de respeto, porque anulé mi voz, porque renuncié a mis sueños y te permití ser mi dueño.

Sí estaba loca y sí era una pesada carga, una gran carga para quienes en verdad me amaban, una carga y amargura, llanto y dolor, monotonía y vida oscura para aquellos que querían volver a verme en luz.

Me llamaste loca, cuando fuiste tú quien, con tus palabras y silencios, con tus engaños, con tu apatía, con tu cobardía y tu falta de valor para vivir la vida, con tu falta de detalles y desaires a montón, con una vida llena de rutina y mil mentiras para justificar como hombre tu casi nulo valor…

Fuiste tú quien de a poco loca me volvía, pero en el fondo del pozo, de tanto dolor, cicatrizó mi corazón, de tantas lágrimas mis ojos se limpiaron y me dejaron ver mi valor.

Aún me dueles y tus palabras retumban: SÍ, AHORA YO MISMA ME LLAMO LOCA… Pero me llamo loca frente al espejo, en silencio y altavoz, cuando olvido lo que valgo, lo que quiero y a dónde voy; yo misma me llamo loca cuando permito humillaciones o dejo que alguien me anule, y me digo a mí misma:

¡SACUDETE EL POLVO Y VETE DE AQUÍ! O QUÉ, ¿ACASO ESTÁS LOCA PARA DE NUEVA CUENTA OLVIDAR TU VALOR?

Sí, sin dudarlo te agradezco que me hayas enseñado que un amor mal enfocado raya en la locura y deja de ser amor, gracias por haberme señalado mi multitud de defectos al creer en la mentira de un amor interesado.

Sí, sí estoy loca, pero ya no para una prisión, estoy loca para ser libre y recordarme a cada paso que no todo mundo merece el regalo de mi locura alegrando su cordura y su vida de cartón, que no todos merecen mis colores en lo gris de su existir, ni mis sinceras carcajadas que rompen la soledad en el teatro fingido de una vida perfecta llena de orden y vacía de alegría, sus vidas llenas de gente y días enmarcados con todos los tonos que hay en la monotonía.

¡Sí, si estoy loca, pero loca por vivir!