– No es avaricia, egoísmo o falta de empatía, sin embargo, tomé la decisión de no prestarte dinero nunca más.
Tampoco caí en bancarrota, afortunadamente estoy en el proceso contrario, en que poco a poco, con disciplina, fe y estrategia, estoy progresando en la mayoría de mis proyectos.
Entonces me preguntas —¿Por qué ya no me quieres prestar?
Estoy protegiendo la amistad
Una vez más, como ha sucedido los últimos principios de año, te acuerdas de llamarme y me vienes a saludar. Después de platicar acerca de todo lo que has vivido y sobrevivido durante los meses que no nos hemos visto, porque tu horrible trabajo (como tú lo llamas) no te deja tiempo ni para respirar, sin más rodeos me dices directamente y con la certeza de que voy a volver a aceptar, que te preste algo de dinero porque ya no encuentras la salida de esta cuesta de enero… aún cuando el mes no ha llegado ni a la mitad.
—Lamento que estés en esta situación, pero no es conmigo en donde está la solución —Te respondo con amable firmeza, y tu rostro me deja ver tu desconcierto… Parece que no te esperabas que esta vez me negara a darte apoyo.
—¡Pero es que tú puedes prestarme! ¡Siempre lo has hecho! —Parece que mi respuesta no sólo te cayó de sorpresa, sino que incluso la tomas como una ofensa.
¿Sabes? Aunque no lo creas, estoy protegiendo la amistad. Tú sólo acudes a mi cuando necesitas un préstamo… el que sé y siempre he sabido, que nunca va a regresar… Eso no es amistad, es pura y vulgar conveniencia. Y claro que te podría prestar, pero simple y sencillamente, a partir de hoy, ya no quiero hacerlo.
Y aún cuando tú no valores mi amistad (que sí es real), decidí ya no darte dinero, porque más que ayudarte, te estaba causando un mal.
Al apoyarte a que salieras, sin mayores esfuerzos, de las consecuencias de tu irresponsabilidad, bloqueaba tu necesidad de desarrollar tus capacidades para progresar. Una amistad sincera, se ocupa de motivarte a crecer y no de hacer que te hundas más.
Así es que, espero que entiendas que, si decidí no volver a prestarte dinero, es porque ya no te quiero dañar.
