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– Bajé del autobús un par de cuadras antes de lo acostumbrado, porque sentí la necesidad de caminar por el parque antes de llegar a casa. El sol aún brillaba y quise sentir su calor en mi rostro. El reloj marcaba apenas unos minutos antes de las seis de la tarde y el clima parecía perfecto para dar un breve paseo.

Tenía tantas cosas por pensar, tantas dudas acerca del futuro, tantas inseguridades en el presente y tanto arrepentimiento por algunas decisiones del pasado, que yo sabía que necesitaba soltar ya.

Estaba en un momento decisivo de mi vida y esta vez no podía permitirme otra equivocación y menos aún detenerme por cobardía. Ya no tenía tiempo ni suficiente energía para volver a empezar, era necesario retomar mi destino, en el punto que lo dejé olvidado un día. Ahora estaba obligada a actuar con la sabiduría que fuí acumulando con los años, las lágrimas y los daños.

La niña leyendo

De pronto, una pequeña manita me jaló de la falda y me pidió que la escuchara, quería leerme un cuento. Me pareció extraño que una niña tan pequeña estuviera sola en el parque, pero se veía tan tranquila, con sus ojitos alegres, tan llenos de esperanza, y feliz sosteniendo con una mano aquel libro que parecía estar muy gastado y viejo, y ese flequito que bailaba sobre su frente al ritmo del viento, que no pude resistirme y me senté a su lado para escucharla, aunque era tan chiquita, que incluso dudé que supiera leer.

Lentamente, con grandes pausas, pero haciendo su mayor esfuerzo, comenzó a contarme la historia de una niña soñadora, que creció sana y feliz entre cisnes y rosas… La historia era muy hermosa, más aún cuando vi que en realidad no estaba leyendo, sino que todo lo estaba narrando desde su corazón inspirado por una maravillosa mente creativa.

De pronto, la historia se tornó sombría. Hablaba de abandono y frustración, de tristeza y soledad. Me resultó inevitable llorar cuando entendí que estaba describiendo la historia exacta de mi vida… Entonces, la pequeña levantó sus ojitos y me dijo con ternura —por favor no llores, mejor ayúdame a escribir un bello final.

Muerte en la colonia Independencia
El caso de Vallecas Madrid, España

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