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Por circunstancias laborales tuve la oportunidad de inscribirme a un curso bajo el tema: “Las Nuevas Masculinidades”, aprendí más sobre las diferencias entre igualdad y equidad, sexo y género, la historia y el desarrollo del rol de los hombres en la sociedad y creo que es aquí donde tenemos que ser atentos pues se identifican los privilegios y superioridades que gozamos los hombres por el simple hecho de nacer así.


Vivimos una época disruptiva donde los cambios se han presentado de poco en poco, aunque de manera contundente, con un camino largo por andar pero que promete seguir impulsándose por mujeres comprometidas con hacer valer sus garantías individuales y sumar en el desarrollo científico, profesional y político-social en cualquiera de las ramas que decidan incursionar sin que ser mujer suponga una limitante.


A la fecha el debate sobre la igualdad de género despierta polémicas y puntos de opinión que se confrontan, ello no es materia de discusión para este artículo.

Me gustaría ir más allá, específicamente con quienes consideramos estar a favor de la igualdad, ello con la intensión de vernos inmersos en un ejercicio reflexivo capaz de autoevaluar nuestro rol en este proceso y es que el término “masculinidades en tránsito” me pareció uno de los más apropiados para describir lo que vivimos hoy en día.

Nadie es perfecto, a todos nos gusta gozar de privilegios y en gran medida la sociedad en la que vivimos nos facilita normalizar micromachismos que perpetúan el modelo patriarcal, es una colección de hábitos que van desde la madre que piensa que la educación es importante pero especialmente para el hijo varón o el patrón que considera prioridad el permiso de maternidad sobre el de paternidad, ahí se dibuja el camino pendiente por andar, seguimos anclados a un modelo social que tenemos que confrontar y cuestionar todos los días.
¿Qué mejor acto de solidaridad que el ser empáticos?


Identificar en nosotros esas prácticas que contribuyen a que las cosas sigan igual y de una u otra forma combatirlas para hacer con pequeñas acciones grandes cambios. La empatía es sin duda una de las armas más poderosas en la búsqueda de la justicia, aunque sigue siendo difícil ponerse en los zapatos del otro siempre podemos hacer el esfuerzo, un esfuerzo que acompañado de honestidad y autocritica nos permitirá entender que la corrección de nuestros tropiezos contribuye en la eliminación de todo aquello que no queremos en nuestra vida ni en la de las personas que amamos, porque esta batalla no es de poder entre sexos, si no de personas convencidas que el respeto y la igualdad es causal de bienestar.


Sin importar sexo o género la lucha por la igualdad es un compromiso que supone un reto para todos en la sociedad. Reto que acompañado de empatía y honestidad suma en favor de la imparcialidad.


Si estás considerando tomar un curso sobre masculinidades, recuerda que la era digital pone a nuestro alcance este tipo de oportunidades con sólo buscarlo en internet. Instituciones públicas y organismos no gubernamentales en México desde el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación mediante la Escuela Judicial Electoral, la Secretaría de las Mujeres de la Ciudad de México, INDESOL, organizaciones intergubernamentales (UNICEF, ONU Mujeres) y especializadas pro derechos humanos como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos trabajan de manera continua en la concientización respecto a temas de género.

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