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De acuerdo a mi apellido y mi domicilio, en la lista oficial de la secretaría de salud claramente decía que la aplicación para la vacuna del covid 19, la sede sería en la Usbi, en el nido del Halcón. El día 13 de mayo. Con mis papeles necesarios para que me vacunaran, llegué hasta el sitio en cuestión.

Estacioné mi camioneta justo enfrente de la Usbi, a un costado del último lago. Mientras me acomodaba mi cubre bocas, fije mi vista hacia la gran figura arquitectónica de la Universidad Veracruzana. Recordé los antiguos “campos Juárez”. Los días en los cuales junto con mis hermanos y palomilla del barrio llegábamos en un coche destartalado, a jugar fútbol. Eran otros tiempos, con una pelota de cuero ya bastante ajetreada, pero con la emoción de pasar un rato lleno de alegría.

¡Éramos los amigos de siempre! No había reparo en saber quién tenía más dinero o quién tenía más cosas materiales, todos éramos iguales.

Lancé un suspiro. Y sonreí como el mayor tiempo lo hago. Y procedí a caminar hacia el recinto donde me aplicarían mi dosis. No llevaba yo prisa. Así que caminé despacio, llenándome del entorno. Contemplando hasta el más mínimo detalle. Pocas personas, algunas ya bastante desmejoradas en cuanto a la salud se refiere.(quizás ellos, así me veían también, pues ya tengo 50 años)Muchas plantas de ornato, palmeras que nos recibían en un suave vaivén entre esporádicas ráfagas de aire y permitiendo a unos escasos rayos de sol colarse hasta transfigurar en el piso nuestra sombra. El personal de salud muy atento, respetuoso. Y rápidamente tomaron mis datos y me hicieron dirigirme al interior del gimnasio.

No tardé mucho en que me aplicaran la vacuna y posterior a ello, me hicieron esperar diez minutos; por si acaso había alguna reacción en mi cuerpo, Cosa que nada pasó. Busqué un lugar en una grada y me acomodé justo enfrente de donde se encuentra el reloj y el antiguo marcador electrónico que se utilizaba cuando jugaba el equipo de baloncesto de la Universidad Veracruzana. Los gloriosos Halcones de Xalapa. Campeón LNBP: en los años 2005, 2007-2008, 2008-2009 y 2009-2010. y llegaron a mi mente los recuerdos, las imágenes de jugadores de la talla de Ramón Rodríguez, José Escobedo, Enrique González, Octavio Robles, Héctor Martínez, Jaime Alejandro Ramírez y Alfredo Ramírez.

Los extranjeros convocados fueron Andre Laws, Dana White y Lataryl Williams.

El entrenador designado para comandar la quinteta fue Ángel palmita González. Si acaso, habré asistido a unos cinco o seis partidos. Era tal la emoción de presenciar los juegos de los halcones, que aún se me pone la piel de gallina, cuando por los altavoces nombraban a la quinteta xalapeña. El estruendo era apoteósico, por un lado, las porristas llenas de glamour y gracia alentaban al público a recibirlos entre aplausos y vítores. Y justo antes de iniciar el encuentro la mascota oficial; el chango, hacia su entrada oficial en medio de la música y sus chuscas piruetas que efectuaba cuando se subía a las canastas. Mi tiempo en el nido del Halcón llegaba a su fin. Nuevamente recobraba mi realidad. Ya con la vacuna en mi cuerpo, salía yo con mis recuerdos en mi espalda y mis ilusiones en mis pensamientos.

Se los comparte su amigo de la eterna sonrisa.

Del Barro al Vidrio primera parte
El suéter de mamá

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