Después de una obligada tregua, por una especie de ausencia de inspiración, es una tarea lenta y difícil desbloquearse, me sucede con frecuencia y los ambientes enturbiados no favorecen, no ayudan, no alientan la creación o la escasa producción de ideas en mentes estresadas, castigadas por la abrumadora y también ignominiosa información, que es un potente tóxico para la salud mental de cualquier mortal. Con eso quiero decir, que nadie escapa a estados de desánimo o depresión, cuando se vive en entornos evidentemente adversos, hostiles, por la terquedad humana, innata o aprendida, de abonar a la confrontación, a la polarización, a la misma guerra si es necesario, para defender o conservar viejas estructuras, esquemas tradicionales, intereses o privilegios.
El mundo ha evolucionado y continuará en ese proceso, pero algunos grupos o sectores que han funcionado al amparo de estructuras sociales ancestrales, con leyes a modo y sin el más elemental sentido de la justicia, siguen oponiendo resistencia y frenan por conveniencia lo que ya es inevitable, los cambios que ya resentimos y los que vendrán por una evolución natural de la humanidad. Hoy los conflictos surgen con una facilidad pasmosa y por el tema que cualquiera ponga en la mesa, sea gobernante, político, intelectual, artista, comunicador, activista social o alguien de la ciudadanía.
Al momento los temas más mediáticos en el mundo son, por supuesto la pandemia, los avances y problemas en el desarrollo de la inmunización, las medidas preventivas y de mitigación, y los estragos socioeconómicos, que han sido devastadores para la mayoría de la población mundial. Sin embargo, al mismo y tiempo, se han abierto otros frentes de discusión y enfrentamiento social, principalmente, a través de los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales, ahora saturadas de información falsa, incompleta, de dudosa fuente o de origen incierto.
Legalización del aborto, la violencia de género, el feminismo, la eutanasia y el suicidio inducido, la legalización de las drogas, la desaparición forzada, el tráfico de personas, la migración ilegal, los derechos humanos, la libertad de expresión, son entre muchos otros, de los temas más aclamados por las audiencias para generar polémica y hacer ruido en los foros de discusión. En pocos contextos y escenarios se observa voluntad y disposición para el diálogo y la búsqueda de acuerdos y consensos, ni siquiera en las colonias y comunidades. Prevalece la cerrazón, el ánimo beligerante, el individualismo antes que el bien común, la resistencia al cambio y a la transformación de esquemas tradicionales de convivencia.
En estos tiempos, si queremos llevar la fiesta en paz y crecer juntos, hasta en las familias, una palabra clave será “Diversidad”. La diversidad es ahora una condición del mundo, en cualquier rincón es una realidad inocultable y avasallante. Nos tocó vivir o estar en una comunidad humana extraordinaria, por su diversidad cultural, étnica, religiosa, lingüística, de género, ideológica, social y económica, con historias de origen y desarrollo diferentes, que en cada ciclo de evolución le brotan o hacen visibles elementos que amplían y dan claridad al mapa de la diversidad en los seres humanos. Juntos, habremos de dar pasos hacia una evolución lo menos frustrante y dolorosa posible.
Desde hace tiempo empezaron a desmontarse estructuras ancestrales obsoletas, que han generado, al paso del tiempo, condiciones de desigualdad, de injusticia, de vulnerabilidad para determinados grupos de la población, que con razón y justificación se han rebelado y salido a las calles a reclamar y exigir el cambio en las reglas del juego, como las feministas y los grupos que piden respeto a las diferencias de orientación sexual. La bandera del NO a la discriminación y la intolerancia, SI a la aceptación y respeto de la diversidad, y SI a la inclusión, es la que debiera ondear en el mundo, y podría significar el fin de la violencia y la convivencia social en Santa Paz. “¿Es una utopía?”. Hasta la próxima.
Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.