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Entre las imágenes que más amo, está la de las parejas de adultos mayores caminar tomados de la mano. Con su andar aletargado, sin prisas, a veces platicando, otras tantas en total silencio, pero siempre unidos mano con mano, corazón con corazón.

Cuando los veo por las calles, me inspiran ternura, admiración y respeto. Me imagino que a su paso, van dejando un tenue halo de luz púrpura, con destellos blancos muy brillantes y sonidos de campanitas que, paso a paso, van honrando el triunfo del amor.

Hay parejas de abuelos (tengan o no nietos, los llamamos “abuelos”), que he conocido personalmente y convivido con ellos. Hay tanta sabiduría en sus historias, sus anécdotas y experiencias.

En cada conversación me enseñan que, la base de su amor de cuento, es que es un amor sin cuentos.

Comunicación, cuidado y respeto

Un día, hace muchos años, estaba platicando con mis abuelos maternos y les pregunté ¿cuál era el secreto para conservar ese amor ejemplar que siempre los caracterizó? Ellos, sin dudarlo, se tomaron de la mano, se miraron a los ojos y me respondieron: comunicación, cuidado y respeto.

Me dieron muchos ejemplos de lo que era para ellos cada uno de estos tres conceptos. Me contaron algunas anécdotas, incluso me confiaron la manera en que sortearon juntos algunos malos momentos.

Todo lo que me contaron esa tarde mis abuelos, estaba basado en esos tres valores: comunicación, cuidado y respeto. Al final entendí que lo dijeron desde antes de comenzar a hablar, dando su respuesta a través de esa maravillosa mirada entre ellos, de amorosa complicidad.

La vista desde mi ventana

Mis abuelos ya no están entre nosotros, pero tengo sus palabras guardadas entre mis más valiosos recuerdos. Y aunque en aquellos tiempos no apliqué sus enseñanzas, aún estamos a tiempo de seguir sus consejos.

Ahora, cada mañana, veo desde mi ventana a unos vecinos que salen a caminar y pasan frente a mi casa. Los observo emocionada al percibir el amor entre ellos. La manera en que se cuidan uno al otro con dedicación y ternura, la forma en que se hablan, y verlos pasear, tomados de la mano. Ella toda una dama, él todo un caballero.

Ver a esos enamorados eternos, me traen el recuerdo de mis abuelos cuando con su mirada dijeron: comunicación, cuidado y respeto.

2020: el tiempo de la pandemia.
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