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A veces me veo sorprendida cuando los anuncios que aparecen mientras navego por la internet son justamente relacionados con los temas de los que recientemente he estado hablando.  Después recuerdo el asunto de los algoritmos y ese tipo de cosas que definitivamente no entiendo, pero sé que están ahí y, aunque me parezcan cosas de ciencia ficción, también sé que son parte de los avances de la tecnología y excelentes herramientas para el flujo económico a nivel mundial.

También ya me estoy acostumbrando a que cuando busco alguna sugerencia para leer en línea algún libro digital, los resultados que Google me arroja son de temas relacionados con lo que he publicado o buscado poco tiempo antes.  Ya todo esto me va resultando normal.

Pero de pronto, suceden cosas que se me antojan mágicas, como si el universo estuviera de buen humor y me jugara una que otra broma.  Como cuando las coincidencias no son algoritmos de Google, ni de Facebook o Whatsapp.

El libro correcto en el momento perfecto.

Ayer me volvieron a fallar las piernas y, mientras hacia algunas tareas de casa, en un momento fui a dar al suelo.  Me sentí muy enojada, frustrada y hasta me puse a llorar.  Estas caídas son a consecuencia de una enfermedad autoinmune que algunas veces me llega a desestabilizar, no sólo físicamente, sino también en mi área emocional.

Después del mal momento por la caída de ayer, hoy comencé a leer un libro nuevo.  Es un libro físico, nada que ver con el mundo digital. Lo tenía sobre el librero, ni idea tenía del tema, simplemente lo elegí y ya.

Esta mañana cuando comencé a leerlo, sentí que el universo me daba una palmada en la espalda y me decía «ándale, para que dejes de hacerle al drama».

En las primeras páginas me encontré la narración acerca de un profesor que comienza a sufrir caídas (como yo) pero la causa era muy distinta a la mía. Él fue diagnosticado con ELA, eso es mil veces peor que lo que yo tengo, es más cruel y es letal. Y apenas en los primeros dos capítulos, ya me está presentando la actitud positiva y valiosa de ese profesor.

Todo llega en el justo momento.

Durante este proceso de aprender a vivir y adaptarme a los cambios, también he ido aprendiendo que es de vital importancia mantenerme optimista y positiva.  Aunque no siempre me es fácil, lo intento.  No me rindo.  Creo en mi y sé que yo puedo.

Ayer me sentí un poco triste, un mucho enojada y algo frustrada. Después decidí cambiar de actitud porque esa no era correcta. Hoy que empecé a leer el libro de Mitch Albom, me doy cuenta que el universo está actuando a mi favor.

Lectura, tiempos de pandemia y resiliencia
El Behçet no me va a derrotar.

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