Quizá alguna vez alguien hizo o dijo algo que provocó en ti la terrible sensación de no saber por qué o para qué naciste. Tal vez te has dejado envolver por esa nube de desánimo que nubla el brillo que emana de ti, de tus dones y talentos.
Sí, leíste bien. Tú tienes dones y talentos para sobresalir, para brillar y compartir tu luz con todo aquel que te rodea. Eres una persona única, especial y con una razón específica para la que estás en este mundo, en esta vida, en este preciso momento.
Esto no es un montón de palabras tiradas al azar a ver en qué terreno caen. Están escritas especialmente para ti y no es casualidad que justo en este momento lo estés leyendo. Lo escribo porque este es el momento de sacudir el polvo de tu alma y dejar salir el brillo que hay en ti. Este es TU MOMENTO… por favor, no lo dejes ir.
¿Qué quieres para tu vida?
Pasar los días sin un motivo que te llene de entusiasmo y energía cada mañana es, en muchas ocasiones, el resultado de ignorar esa voz que grita desde tu interior diciéndote que uses tu tiempo y tus fuerzas físicas, mentales y emocionales, en lograr ser, hacer o tener aquello que realmente deseas.
Tú sabes qué es lo que te haría feliz, aún cuando probablemente hayas renunciado a ello por cualquier circunstancia de la vida, y finjas estar satisfecho con tu actual empleo u ocupación. Puedes engañar al mundo entero, pero a ti mismo, no te puedes mentir.
Si esperas ansioso que el reloj marque la hora de salir del trabajo, o te sientes feliz porque llegó el viernes que te permite evadir la realidad de tu rutina semanal, o sales con pesar cada mañana «a perseguir la chuleta», te aseguro que estás en el lugar equivocado.
¡Basta! ¡Llegó el momento de ser libre y feliz!
Identifica tus dones y talentos. Reconoce en qué asuntos eres más que bueno y cuando lo haces te sientes feliz y el tiempo transcurre si que te des cuenta. Esos temas que cuando hablas de ellos te sale el entusiasmo por cada poro de la piel, tu voz es más alta y veloz, tu cuerpo más expresivo. Esos temas de los que podrías leer la noche entera olvidándote de dormir.
Identifica lo que realmente te entusiasma y busca la manera de dedicarte a ello. Descúbrelo y aférrate a tu sueño, a tu llamado, a tu deseo o como quieras nombrarlo, pero ¡no lo dejes ir! Aunque sea contrario a los estándares sociales.
No tienes que ser arquitecto porque así lo fue tu abuelo, ni tampoco vestir todos los días con traje si es que prefieres los jeans. Tampoco es obligatorio casarte, tener dos hijos y una casa del Infonavit dedicando tu vida a un empleo que no te hace feliz.
Es tu vida, es tu tiempo. Define tu destino. Usa tus talentos y atrévete a ser feliz.
[…] realidad no me preocupó tanto porque yo no tenía ninguna prisa por llegar a mi destino. Así que, sin revisar la canasta rota, decidí levantar la orilla de mi delantal y comencé a […]