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Qué fácil y dañino es dejarse enredar en conversaciones negativas y tóxicas. Ya sea frente a frente o de manera virtual, las redes nos enredan, literalmente, y pueden afectar nuestro estado de ánimo sin que nos demos cuenta, hasta que ya estamos tan involucrados que podemos sentir gris aún el día más soleado.

Si desde el domingo estás renegando porque ya mañana es lunes, has encontrado la manera perfecta para tirar a la basura otro maravilloso día, y al parecer, estás decidiendo hacer lo mismo con los días siguientes. ¿En dónde aprendimos esa nefasta rutina?

Decir desde las primeras horas del día cosas como «ya se fastidió todo el día» o «este será un mal día» por pequeños detalles como darnos un golpe en la espinilla con la orilla de la cama, o tirar accidentalmente el jugo porque ya vamos tarde al trabajo, es una reacción poco inteligente. ¿De verdad vas a permitir que un incidente que sólo duró un momento determine cómo será el resto de tu día?

Sonríe sin miedo a ser juzgado

La línea que divide la alegría de la tristeza es tan delgada y frágil que muchas veces la cruzamos sin advertirlo. Un pequeño gesto puede modificar nuestros pensamientos, acciones y emociones de manera instantánea. Afortunadamente, al ser conscientes de este poder, tenemos la capacidad de tomar el control.

Cuando estamos chateado y en nuestra conversación incluimos emojis llorando, tristes o enojados, de manera automática nuestro rostro imita esos mismos gestos ¿Lo habías notado? De igual forma cuando usamos otros emojis, como los de dolor, asco, miedo, así como los de amor, alegría, fuerza o carcajada.

Escribir en el celular mientras hacemos diferentes caras según el emoji que ponemos, puede resultar muy divertido, principalmente para quien nos está observando hacerlo. Sin embargo, para nosotros puede ser un riesgo, ya que cada gesto que hagamos, desencadena diferentes emociones en nuestro interior de manera automática.

Seamos felices… después buscamos el motivo

Ser feliz es una decisión personal. No necesitamos un motivo en especial para ser felices, y de hecho, el ser optimistas siempre trae a nuestras vidas más y más motivos para ser felices.

No necesitas encontrar a la persona ideal que te haga feliz. Si no puedes ser feliz por ti mismo, quizá no estás preparado para compartir tu vida con nadie y debas enfocarte primero en encontrarte tú, en conocerte, amarte y valorarte. Cuando entiendas que la felicidad es tu decisión personal, podrás irradiarla a todo tu entorno.

Cáncer de mama, mi experiencia y lucha
Me tomo un descanso.

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