Se le llamaba «analfabeta» al que no sabía leer ni escribir. Los nuevos «analfabetas» son quienes se van quedando fuera de las herramientas tecnológicas, los que están fuera de la comunicación cibernética, los que están ausentes en las redes sociales.
Antes se decía «renovarse o morir» ahora podemos decir «actualizarse o desaparecer»
Hasta hace unos pocos años prácticamente todos nos comunicamos mediante el teléfono fijo de casa u oficina, incluso en cada esquina o tienda de la calle había teléfonos públicos y podíamos estar comunicados fácilmente. Después fueron siendo desplazados por los celulares. ¡Inolvidable el plan de «el que llama paga»! Recuerdo divertida cómo algunas personas empezaban a ponerse nerviosas cuando la conversación se extendía y el dueño del celular parecía escuchar el «Clin, Clin, Clin» de los centavos que se iban acumulando minuto a minuto.
Hoy en día muchas personas ya no ocupan el teléfono fijo o lo ocupan muy poco. Hay quienes ya no recuerdan su número… algunos no recuerdan ni siquiera en donde dejaron el teléfono.
WhatsApp, Facebook, Twitter, etc. Hoy no hay pretexto para que la comunicación se rompa. Todos somos localizables y podemos estar al tanto de la vida de nuestros contactos así como compartir con todos nuestro día a día. Nuestros triunfos y fracasos, nuestras alegrías y tristezas, el menú de día o las mariposas que se posaron cerca de nuestra ventana.
Quien no está involucrado en las redes sociales, prácticamente no existe. Para muchos, en estos meses de encierro a causa del COVID-19, el único contacto con el mundo exterior ha sido por medio de ellas.
Así es que, si no queremos ser «invisibles» es necesario entrar al juego de las redes, no hay opción, es un definitivo «actualizarse o desaparecer».
