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El más reciente informe de gobierno “al pueblo de México” del presidente Andrés Manuel López Obrador, en el que se esperaba un plan económico para enfrentar la contingencia por el COVID-19 más allá de ser un plan estructurado, con objetivos y fechas para revisar los avances, se convirtió en otro más de esos discursos de ánimo, de cifras alegres y de muy bonitas ilusiones que están pavimentando el camino al infierno al que la soberbia y la ineptitud nos están llevando con candorosa alegría.

El afán de protagonismo que corroe al primer mandatario no es algo novedoso, sobre todo cuando cuenta con un amplio apoyo de la ciudadanía fanatizada por su persona –aunque ya empiezan a salir los “arrepentidos”- quienes lo defienden aunque tarde o temprano empiecen a padecer las consecuencias de las decisiones tomadas en materia judicial, económica y fiscal.

Aunque tales signos fueron advertidos desde las campañas presidenciales de 2012, no es sino hasta que logró conseguir la presidencia de la República que traspuso su ideología a los planes de gobierno, su visión simplista de la economía destinada a destruir el “modelo neoliberal” de sexenios anteriores y la repartición de culpas al pasado para justificar el pésimo estado actual de las cosas y que contrario a lo que pregonó, desde su primer día en el poder las cosas no han mejorado.

Nadie con dos dedos de frente esperaría que la situación de seguridad que viven muchas zonas del país mejorara de un día para otro,

mucho menos que, su combate a la corrupción (hágase tu voluntad, pero en los bueyes de mi compadre) llevara al juicio a los presidentes “neoliberales” (es una reverenda gilipollez usar la palabra “neoliberal” como insulto, y adivine quién la empezó a usar). Es de reconocer que aquellos enfermos del pensamiento mágico que veían al presidente como el que debía resolver todos los problemas del país, y por lo mismo, era el inútil que no resolvía ninguno, cambiaron radicalmente su visión de la vida, encontrado que siempre sí depende de uno mismo salir delante en la vida, además de defender la figura presidencial, incluso antes que la propia vida.

Este no es un tema nuevo. La indiferencia del gobierno federal ante las problemáticas viene incluso desde el comienzo de la nueva administración. Desde los problemas con el suministro de gasolina que dejaron pérdidas millonarias a la empresa estatal PEMEX, y sin saber a bien quiénes fueron los detenidos y las penas que se impusieron; además del llamado Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) que nació bajo la premisa de dar atención médica gratuita a TODA la población, resultando ser que para los pacientes del tercer nivel de atención se les cobra la cama de hospital por día, los medicamentos y en el caso de requerir intervención quirúrgica, se les solicita el equipo quirúrgico a utilizar.

El presidente minimizó el caso (no importa cuando se lea esta frase) y mencionó que no existe tal crisis.

Que se garantizarían los servicios gratuitos de salud en todas las clínicas y hospitales de México, aunque la propia Secretaría de Salud aclaró que para prestar servicios de tercer nivel son necesarias las cuotas de recuperación.

Más reciente, fue la Caravana por la Paz, encabezada por Javier Sicilia y Julián LeBaron, que exigía un alto a la violencia y la inseguridad que azota a diversas partes del país. Sicilia ha enfatizado que: “No estamos contra el presidente ni en contra de la 4T; nuestro enemigo es la violencia”.

Para este caso, López afirmó: “No los voy a recibir yo, los va a recibir el gabinete de seguridad para no hacer un show, un espectáculo; no me gusta ese manejo propagandístico… Tengo que cuidar la investidura presidencial, como decía don Adolfo Ruíz Cortines: no soy yo, es la investidura”.

Siguiendo con esa tendencia, durante las vísperas del paro nacional de mujeres #UnDíaSinNosotras que organizó el colectivo feminista “Las Brujas del Mar”, el inquilino del Palacio Nacional dijo en tono de disgusto que la rifa del avión presidencial adquirido en 2011 era lo más importante en ese momento, además de proponer la venta de los “cachitos” de lotería para el día que se convocó a este paro (el 9 de marzo).

Lo que detonó este movimiento (la conmoción generalizada por los asesinatos de Ingrid, joven de 25 años, a manos de su pareja sentimental; y el de la niña Fátima de 7 años), así como el histórico rezago en materia de equidad e igualdad de género en el que se ha mantenido al sexo femenino, fueron en automático descalificados por fanáticos, funcionarios y legisladores del partido gobernante MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional) qienes acusaron a “conservadores”, “neoliberales” e integrantes de la oposición de estar detrás de este llamado y de golpearlo políticamente.

Vaya, hasta la esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez,

primero había subido un vídeo apoyando esta convocatoria, y después de un rato eliminado de las redes sociales, y en su lugar publicó otro en el que propone “Un día con Nosotras es mejor”, claramente en apoyo a López Obrador, como si esto fuera una lucha entre el gobierno y “el pueblo bueno” (entiéndase por aquellos que simpatizan con el gobierno, y algunos quienes reciben apoyos de éste) contra los conservadores y neoliberales.

Ante la contingencia sanitaria por el Coronavirus COVID-19, por el cuál muchos gobiernos en todo el mundo se mantienen en vilo, primero se minimizó el caso desde una de las conferencias matutinas. El llamado a seguir con las actividades cotidianas y la tardanza en la aplicación de medidas que contuvieran el avance de contagios, sin mencionar aquel episodio en el que López pretendió combatir el Coronavirus con estampas religiosas y la oración del “Detente”. De nueva cuenta los simpatizantes de la “Cuarta Transformación” y sus medios serviles se dedicaron a desprestigiar los llamados a “quedarse en casa”, y de nueva cuenta acusaron a la oposición de lucrar con esta contingencia y de “esperar a que haya muertos” para endilgárselos a López.

Al momento de escribir estas líneas, el Subsecretario de Promoción y Promoción de la Salud Hugo López-Gatell afirmó hace unas horas que la contingencia por el Coronavirus “podría extenderse hasta junio”. Durante su conferencia de prensa, se confirman 2785 casos de COVID-19 Y 141 muertos, aunque las especulaciones de que se maquillen las cifras de muertos de Coronavirus haciéndolas pasar por Neumonía Atípica, sobre todo, en redes sociales, no se han hecho esperar, y que el funcionario arriba mencionado ha explicado que no se maquillan dichas cifras.

El domingo 5 de abril, Andrés Manuel López Obrador anunció una serie de medidas del gobierno para atenuar la crisis provocada por el Coronavirus COVID-19;

discurso que decepcionó al sector empresarial ya que se repitió lo que siempre ha dicho: construir la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el “aeropuerto” de Santa Lucía, inyectar más recursos a PEMEX, entregar apoyos económicos a las clientelas de sus programas sociales y la contratación de policías, militares y personal médico, así como la creación de 2 millones de empleos, todo muy bien hasta ahí, pero nunca dijo el cómo.

Aunque no hay que dudar que sí hay quienes quieren golpear al gobierno desde una “oposición” o desde los llamados “Poderes fácticos” (causantes, por cierto, del ascenso al poder de esta masa infame llamada “Cuarta Transformación) el propio Gobierno no ha hecho más que alimentar y merecer las críticas que diariamente le son lanzadas incluso desde el exterior. Que este gobierno entienda la magnitud de los problemas a los que se enfrenta, que deje de culpar al pasado y las administraciones anteriores, que si bien no se les exime de su responsabilidad en la condición actual en temas de corrupción, impunidad y seguridad pública, el actual Poder Ejecutivo no está manejando correctamente esta situación con discursos, culpando e imponiéndoles apodos a los mismos enemigos de siempre, con verdaderas “cortinas de humo” (penosas, como la supuesta rifa del avión presidencial) e incluso, aliándose flagrantemente a los capos del crimen organizado o ser fácilmente derrotados por ellos, como en el caso de la detención y posterior liberación de Ovidio Guzmán, hijo del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera ”El Chapo”. Desviar la atención de estas cuestiones para convertirlas en ataques a una oposición claramente neutralizada en vez de demostrar que existe una verdadera estrategia, sólo se gana tiempo para seguir improvisando.

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