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Los viajes espaciales han sido unas de las metas que el hombre ya logró realizar e incluso cada vez se ve más posible que este tipo de travesías se hagan de forma comercial; vuelos espaciales por placer parecería una idea un poco descabellada hace algún tiempo, pero desde que la empresa Virgin Galactic realizó pruebas con su modelo de nave espacial tripulada la posibilidad se abre, por lo menos para aquellos que logren costearlo. Tal vez no esté muy lejos los viajes interesarles descritos en innumerables libros y películas de Ciencia Ficción.

En 1968 Stanley Kubrick sorprendió al mundo con 2001: Una odisea en el espacio, una cinta revolucionaria en su historia y efectos especiales. Quiero resaltar un par de cosas planteadas de forma un poco superficial en la película, pero que creo son suma importancia hoy en día, los viajes y las comunicaciones.

Clarke y Kubrick

Primero hablaré un poco sobre los atores de tan maravillosa obra. Arthur C. Clarke fue un escritor inglés de ciencia ficción. Entre sus obras se encuentra el cuento El Centinela, en el cual se narra la historia de una expedición a la luna que encuentra una extraña pirámide trasparente rodeada de un impenetrable campo de fuerza, que más tarde se convertiría, con ayuda de Stanley Kubrick en el guion de 2001: Una odisea en el espacio. El mismo Clarke novelizaría la película, que debido al éxito obtenido se convertiría en una saga compuesta por tres partes más: 2010: Odisea Dos (1982), 2061: Odisea Tres (1987) y 3001: Odisea Final (1996). Arthur C. Clarke es considerado un autor extraordinario autor de Ciencia Ficción de la talla de Isaac Asimov y Ray Bradbury.

Es bien conocida la carrera de Stanley Kubrick, un polémico director estadounidense de cine conocido por su obsesiva perfección y sus películas complejas llenas de simbolismos. Entre sus obras más conocidas están Spartaco (1960), La Naranja Mecánica (1972) y Ojos bien cerrados (1999), entre otras.

2001: Una Odisea en el Espacio

La película tiene la misma primicia del cuento, sólo que desarrolla más elementos como la existencia de vida inteligente, su posible ayuda a la humanidad para evolucionar y obtener grandes avances tecnológicos. En los primeros minutos se pueden observar unos homínidos que viven en manada, sus primitivas actividades se ven interrumpidas por la súbita aparición de un monolito el cual aparentemente los manipula para que mejoren. El clímax de la pequeña historia de los primates se da cuando logran vencer a otra manda gracias al uso de herramientas. De aquí se da un salto de millones de años y se puede observar la “danza” de unas naves en el espacio, precisamente es una de ellas la que lleva a Dr. Heywood Floyd. Las situaciones que se presentan cuando el doctor interactúa con otros personajes tratan de demostrar que los viajes de este tipo ya son cotidianos en esa época.

Quiero describir un par de escenas que son el tema principal de este artículo, en ambas el protagonista es el Dr. Floyd. En la primera podemos ver como el doctor es atendido en gravedad cero por una azafata que le ofrece una especie de bandeja que contiene compartimientos de los cuales salen pajillas para sorber los alimentos, en esta misma bandeja se logra ver el símbolo de la Pan American World Airways o Pan-Am.

Cuando el Dr. Floyd llega a la estación espacial decide llamar a su casa para obtener noticias de su familia. La comunicación se da mediante una pantalla desde la que el doctor puede ver a su pequeña hija y con la que sostiene un diálogo en tiempo real sin ningún tipo de retraso en la señal. Al terminar la llamada, el doctor se despide de su hija y termina la llamada no sin antes mostrar en la pantalla el cargo a la tarjeta, que se puede presumir ser de crédito, el cual es de un dólar con setenta centavos.

Avances tecnológicos de película

Estoy pequeños detalles enumerados tal vez sean curiosas referencias al ideario de aquellos tiempos, aunque sí creo que son una clara alusión a lo que hoy en día se pude convertir en una realidad, los viajes comerciales al espacio y las comunicaciones de la tierra a espacio.

El 20 de julio se celebrará otro aniversario de la llegada del hombre a la luna, ya son 51 años desde que el hombre logró pisar un suelo diferente al de la tierra. En este 2019 han ocurrido grandes acontecimientos que acercan al hombre “común” cada vez más al espacio. El pasado 7 junio la NASA abrió la posibilidad de que la Estación Espacial Internacional pueda recibir turistas. El 28 de mayo la empresa SpaceX lanzó al espacio los primeros 60 satélites de los 12,000 que planea para una red de internet que proporcione un servicio de banda ancha mundial. Estos sucesos junto al anuncio de grandes avances en el proyecto de la empresa Virgin Galactic de su nave espacial para viajes comerciales, nos hacen pensar en que cada vez está más cercana la posibilidad de lograr hacer lo que la película 2001: Una Odisea en el Espacio nos planteó en 1968.

Es impresionante la inversión en las telecomunicaciones que las empresas privadas estás dispuestas a hacer por mejorar esas condiciones. A los amantes de la ciencia ficción nos emociona la posibilidad de poder realizar llamadas espaciales y que existan aerolíneas que ofrezcan viajes a la Luna u otro planeta en posibilidades de ser visitado.

Las escenas que describí de la película en cuestión cada vez están más cerca de ser reales, por lo pronto ya tenemos las videollamadas y teléfonos inteligentes capaces de hacerlas. La imaginación de autores como Arthur C. Clarcke nos han mostrado desde el siglo pasado la ambición de la humanidad.

Al primer amor
Bitcóin, con acento; libra de Facebook, en minúscula

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