Uno de los momentos cruciales en nuestra vida, al menos en México, es cuando en bachillerato hay que elegir qué queremos estudiar.
En ocasiones, se aplican exámenes psicométricos que definen las carreras con mayor afinidad con las aptitudes y características de personalidad, pero ….
¿si me equivoco? ¿qué pasa si no tengo idea de qué hacer? ¿Y si lo que sale en el examen está mal?
Creo que es una decisión de vida que está muy difícil tomar a los 17 o 18 años.
Duda razonable
En un momento en que no se entiende nada, en que es difícil decidir qué ropa ponerse, cuanto más elegir a qué nos vamos a dedicar el resto de la vida.
Al menos en mi generación no era muy bien visto dejar de estudiar un año; se pensaba como flojear y se dudaba si después se retomarían los estudios.
¡¡Estamos hablando de lo que nos vamos a dedicar toda la vida!!
Sigamos explorando
Otro tema más a analizar es que lo que me gusta estudiar o se me facilita estudiar, no necesariamente es a lo que me quiero dedicar.
Y cuando entran los temas de ingreso esperado, saturación en el mercado, posibilidades de empleo, paga justa se añaden más temas a considerar y resolver.
Platicando con mis hijos, tienen claro a lo que no se quieren dedicar y que más allá de convencionalismos sociales saben que haciendo lo que te gusta el resultado de felicidad está más cercano.
Hace unos días Gina Cardenas compartía la diferencia entre trabajo y ocupación o actividad y el peso que pueden tener las palabras.
Ojalá cada día, con más frecuencia, los chicos decidan en función a sus competencias, sus habilidades. Que elijan lo que les apasione, pero sobre todo lo que los hace felices y puedan responder con más facilidad.
