Es un honor para mi presentar un extracto del libro «Sueño Muerto» del escritor Jacob D. Silva, bajo previa autorización del autor.
DISFRUTA LA LECTURA:
—Nicole, cumple siete años el próximo mes, está aquí temporalmente mientras la CPS analiza su caso. —le informó el Dr. Finn—. Su padre abandonó a su madre poco antes de nacer, su madre ahora es ciega, le clavaron dos colores mientras dormía, uno nunca pensaría que una niña tendría la fuerza necesaria para hacer algo así. Fue su tía quien llevó a la señora al hospital. Los tres meses que lleva aquí internada, ha intentado clavarle el tenedor en los ojos a dos enfermeros, parece disfrutarlo. —El doctor Duckett observaba.
—¿Y por eso los grilletes en los reposabrazos? —preguntó de manera anodina.
—Tuvimos problemas con las correas, suelen quedarles muy grandes y se liberaban con un poco de forcejeo, o muy ajustadas, lo que lastiman sus muñecas, lo que nos traía problemas legales, la piel de los niños es más suave que la de los adultos, los grilletes son más exactos, no lastiman las muñecas y tienen una protección interior de terciopelo acolchonado, además se cierran con potentes electroimanes, así que son rápidos de montar, el interruptor se encuentra al costado de la cama en la parte inferior, no lo alcanzarían con facilidad, han resultado más seguros para ellos y para el personal —respondió el Dr. Finn con un suave tono de molestia—. El de al lado es él mayor —continuó el director—. Se llama Alex, tiene diecisiete años, desde muy chico le emocionaba ver como las filosas hojas de cuchillos entraban y salían, empezó con pasteles, continuó con animales pequeños, luego buscó unos más grandes como perros y gatos hasta que, hace unas semanas, lo intentó con un vendedor de comida rápida de su vecindario.
—¿Murió? —preguntó Duckett.
—No me alcanzó el tiempo, solo le di una rápida puñalada y dos lentas. —respondió Alex con una sonrisa.
El doctor Duckett no se veía tan sorprendido.
—Debiste solo comprar el Hot dog y regresar a casa —le respondió con un tono de voz sarcástico. Después, se volvió a el doctor Finn.
—¿Y cuál es el motivo exacto de que me llamaras?
—Es el chico que sigue.
Un niño de diez años, cabello rizado y de descendencia afroamericana, ojos y cabellos tan negro como la penumbra; difícilmente se podía diferenciar su iris de la pupila, esbelto, con un rostro oculto tras las mejillas, su mirada, a diferencia de muchos otros que estaban ahí, transmitían tanta paz como lo hace el Sol saliendo detrás de una colina para iluminar el verde pastizal de una pradera, despertando a canarios y cuervos por igual, que habitan los pocos árboles que se ven a la lejanía.
—Su nombre es Nelson, o por lo menos él es Nelson, es un chico encantador, muy amable con los enfermeros y los niños más pequeños adoran jugar con él, nunca busca problemas con los grandes y siempre tiene esa enorme y contagiosa sonrisa —Lo presentó el director.
—Suena a que no tiene nada que hacer aquí —dijo el doctor Duckett de una forma muy golpeada.
—Nelson sufre de trastorno de identidad disociativo, cinco identidades en total, tres de ellas son un encanto, la mayor parte del tiempo es agradable estar con él —explicó el Dr. Finn.
—¿Y las otras dos identidades? —preguntó con cierta intriga el Dr Duckett.
—Las otras dos identidades son la razón que lo tienen aquí.
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Jacob Damián Silva Bugarín, de 26 años y originario de Celaya, Guanajuato, es miembro de ACOEM y escritor del género de horror.
Su obra publicada, «Sueño Muerto», ha obtenido reconocimiento en el ámbito literario.
Además de su faceta como escritor, es Ingeniero en Metalurgia.
Su frase personal es: «Al destino le gusta jugar, hacerte creer que está de tu lado». Instagram del escritor