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Alma se encontraba en el “Huerto del olvido”, ese lunes 16 de enero del 2017, el reloj marcaba las 11:30 de la mañana, estaba muy preocupada hablando por su celular, ya que a su novio le habían robado el fin de semana su cartera con toda su raya.


Caminaba de un lugar a otro, estaba inquieta y estresada, trataba de consolar a su novio diciéndole que no se preocupara, que todo se iba a arreglar, que Dios provee y que no los desampararía.


Ella ya había terminado parte de sus labores ya que trabaja como intendente en el Centro Cultural BAM, que se ubica en la calle Abasolo 846, en el Barrio Antiguo de Monterrey, se encontraba a un lado de la puerta de entrada del patio denominado el “Huerto del Olvido” cuando de repente levantó su cabeza y en la oficina del segundo piso que se encuentra al fondo creyó ver algo, se sintió observada.


Pasaron un par de segundos cuando reaccionó y se acordó que no había en ese momento nadie en la oficina por lo que ahora fijo su mirada poniendo mayor atención y cuál fue su sorpresa que vio a un hombre alto, corpulento de pelo largo y barba parado frente a la ventana y en su pecho traía un gran medallón.


¿Pero cómo? Dijo… para sí sorprendida; quién es ese hombre… y pensó que alguien se había metido a la oficina, pero también se le vino a la mente la imagen de un santo, ya que ella es católica y lo ha visto muchas veces en las imágenes y figuras de las iglesias, no había duda; estaba viendo a San Judas Tadeo, que desde el segundo piso la miraba con insistencia.


Se quedó viéndolo, cruzaron miradas, no podía apartar sus ojos de él, irradiaba una bella luz a su alrededor y observó que se movía al igual que una persona; de repente se empezó a desvanecer ante sus ojos y Alma se sobresaltó y terminó rápidamente su llamada.


Se encontraba desconcertada y con algo de temor por lo que fue a la oficina del frente y nos contó a los presentes lo que vio y me dijo… “yo soy católica, pero yo… no creo en San Judas Tadeo, no sé porque se me apareció a mí”. Pero le entró la duda… a lo mejor alguien se metió.


Me dijo que fuéramos a ver la oficina, para calmarla subimos lentamente por las escaleras y al abrir la puerta ambos nos sorprendimos ya que en la pared que se encuentra frente a la ventana a unos 4 metros de distancia, había un cuadro de San Judas Tadeo, que se encontraba un poco más arriba del piso ya que se hallaba sobre un bastidor y no había forma alguna que el cuadro pudiera reflejarse en la ventana, el ángulo en el que estaba era imposible observarlo desde abajo.


El cuadro que estábamos mirando, no nos acordábamos que estaba ahí, meses antes nuestro compañero de trabajo Fernando Cárdenas a quien le apodan “Canano” lo había pintado, era una imagen que tiene al frente a San Judas Tadeo y al fondo se encuentra el Cerro de la Silla, símbolo de la ciudad de Monterrey.

Tratando de encontrar alguna explicación lógica le pregunté a la Sra. Alma que si fue la imagen de la pintura que había visto reflejada en la ventana, pensando que a lo mejor algún efecto óptico o de luz había hecho que se manifestara por la ventana, pero ella fue muy tajante cuando me señaló: “Yo no vi ese cuadro, al que vi fue a una persona y era San Judas Tadeo, traía esa medalla grande en el pecho, su túnica era verde, se movió frente a la ventana, me estaba mirando pero yo pensaba que alguien se había metido a la oficina”.


Además, era imposible que una persona se hubiera parado frente a la ventana ya que ahí se encontraba un escritorio y no tenía señales de que se hubiera movido en mucho tiempo.


“Marroquín –me dijo Alma- yo sé lo que vi era San Judas Tadeo en persona, tenía cuerpo, me miró y se desvaneció ante mis ojos”, entonces le dije para calmarla que diera gracias a Dios por lo que había presenciado, ya que de tantas personas fue a ella a la que escogió para que pudiera verlo cuando se apareció.


Tal vez vino a decirte algo, que no te preocuparas, fue una señal Divina para que tú la apreciaras, eres, -le dije- un ser especial.


Una vez que me contó la forma en que lo vio y la preocupación que tenía por el robo de la cartera a su novio, nos dimos cuenta creo yo … que, San Judas Tadeo estuvo ahí para consolarla y para de alguna manera decirle que Dios nunca nos desampara.


Días después, me dijo que se acordó que ella una semana antes de la aparición en una rifa de la iglesia se había sacado un cuadro de San Judas Tadeo y como no es santo de su devoción le dijo a su madre: “tenga se lo regalo, si no le gusta tírelo”.


Ahora después de la aparición Alma le tiene respeto y ha empezado a creer en San Judas Tadeo como el patrono de los caos difíciles y desesperados y de vez en cuando le dedica una oración.


Nota: Cabe mencionar que el Centro Cultural BAM se encuentra ubicado en una antigua casona llamada “La Casa del Sol” y cuya construcción fue echa a finales del siglo XVIII y en donde además de tener su leyenda “Leyenda del Fantasma del soldado norteamericano”, suceden cosas raras, sombras que pasan, visiones, ruidos, cuadros que se caen, en ocasiones se prenden o apagan luces, los aires acondicionados, las computadoras, etc.


En este lugar es dónde muchas personas han visto fantasmas, sombras, hombres de negro, ancianos, niños y ahora podemos agregar a San Judas Tadeo.

La vida que corremos
Camila frente al espejo

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