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Una mujer hacía durante las noches los arreglos de mesa para el evento de XV años de su querida y
única hija y empezó a ver que la acompañaba el fantasma de una niña muy risueña y
curiosa, al principio solo se veía la parte superior del fantasma hasta que al final se dejó ver
completa, causando terror en la casa.
Esta increíble historia fue enviada por una mujer que se identifica como “cien años de
soledad” a nuestro grupo de Mitos y Leyendas de Monterrey y del Mundo, esto es lo que
ella nos cuenta:
“Cuando mi hija estaba por cumplir sus 15 años, yo sabía que no contaba con nadie para
que en verdad quisieran de corazón ir de padrinos como se acostumbra muchas veces”.
Como no contaban con Padrinos entre ella y su esposo hicieron lo posible para juntar,
trabajar y darle una fiesta de cumpleaños a su única hija para que le quedara un buen
recuerdo, ya que para ellos lo principal era que recibiera la bendición de Dios en sus XV
años.

En ocasiones paraba hasta antes de las 3 de la mañana

“Yo me pasaba todas las noches haciendo distintivos y los arreglos de mesa, los demás se
iban a dormir, yo en ocasiones paraba hasta antes de las 3 de la mañana. En una ocasión me
pareció ver que en el marco de la puerta abierta del cuarto se asomaba una niña pero solo le
veía del pecho a la cabeza la demás parte del cuerpo se escondía donde ella se inclinaba”.
“Al principio no sentí miedo ni nada pues solo pensé que yo me la había imaginado, al día
siguiente hice lo mismo, porque en el día estaba yo muy ocupada y solo por las noches
podía dar un avance a lo que hacía, por la siguiente noche no solo se asomó como a las 2:13
de la madrugada sino que se asomó y se escuchó su risa claro que sentí que se me pararon
los cabellos y erizaron los bellos de mis brazos, me puse chinita, y yo seguí sentada, estaba
pegando con silicón caliente unos adornos y mi reto era terminar cierta cantidad esa
noche”.
Pero el fantasma de la niña seguía asomándose y ella de reojo veía que la aparición
volteaba al piso como viendo los arreglos que ella tenía hechos en el piso, la niña asomaba
una sonrisa en sus labios.

La última noche la niña se dejó ver completa

Continuando con la historia la trabajadora madre nos dice: “Yo me encomendaba por
dentro a Dios que esa niña no me hiciera nada, que no hiciera nada que me provocara un
infarto del miedo”.
“¡Pero no! la niña no me molestaba para nada, ella se veía contenta, yo terminé la cantidad
de esa noche, apagué la pistola de silicón y decidí dejar todo ahí porque ese cuarto lo
ocupaba sólo para eso, y me dije antes de salir del cuarto: —Bueno en el nombre sea de Dios
terminó por hoy, que en paz descansen las almas que por hoy me acompañaron amén—, y salí
del cuarto para irme a mi recámara a dormir, no pasó nada que me asustara, así estuve casi
una semana y ya por terminar la última noche la niña se dejó ver completa en el marco de la entrada del cuarto y dio dos pasos hacia adentro, lo único que pensé —si esta niña me quisiera
hacer daño ya me lo hubiera hecho—, respiré profundo y recé en mi mente, de reojo vi a la niña que se
llevaba las manitas a la boca como cuando una niña se sorprendiera y reía con una risita
traviesa pero muy dulce y veía los 100 arreglos terminados”.
“Igualmente cuando terminé dije: Bueno en el nombre sea de Dios he terminado con la
ayuda de quienes me mantuvieron despierta para poder acabar estos centros de mesa y
adornos, que en paz descansen todas las almas que a esta hora estén presentes conmigo.
Amén”.
¿Qué te pareció la historia? Déjanos tus comentarios.

MUDANZAS
Un poco de mi

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