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Quién no ha escuchado que la poesía es una de las manifestaciones más hermosas del amor y del romance. Una de las expresiones más bellas y significativas a las que el ser humano recurre cuando gusta de evidenciar sus sentimientos. Han sido muchos los amantes y los representantes de esta expresión narrativa; de diversos países, y diversas edades.

Y si de hablar de algunos de los autores y representantes más importantes de la poesía se trata, podemos mencionar sin dificultad a Pablo Neruda (a quien Gabriel García Márquez definió como “El más grande poeta del siglo XX, en cualquier idioma”), o tal vez a Gabriela Mistral, escritora chilena que es recordada por haber sido la primera mujer latinoamericana en recibir el premio nobel de literatura en el año de 1945.

Sí, definitivamente, la poesía es una de las más hermosas y puras expresiones de arte combinada con el romanticismo, o con algún tipo de sentimiento que se inunde con la nostalgia, ¿Y por qué no?, con la melancolía que produce un amor no realizado; pero, ¿Y que pasa con esos sentimientos oscuros?, ¿Qué pasa cuando el amor asusta?, ¿Qué sucede cuando tenemos miedos que necesitamos expulsar de nuestro interior?; ¿Será que de estos sentimientos también pueda desprenderse la inspiración necesaria para crear poesía?.

¿A qué se le conoce como poesía oscura?

Se le conoce como poesía oscura a la composición literaria concebida a partir de la expresión artística relacionada con todo aquel sentimiento que busca enfatizar la belleza profunda hacia una persona, una emoción, o inclusive un acontecimiento mezclado con algún sentimiento depresivo, de angustia, o incluso, con alguna sutil narración fantasiosa referente al estilo gótico; a los géneros de terror, y a criaturas sobrenaturales (vampiros, fantasmas, brujas, demonios, etc.)

Un ejemplo claro de lo ya antes expuesto, se encuentra en el siguiente fragmento extraído de la composición de Alejandra Pizarnik, poetisa y traductora argentina, nacida el 29 de abril de 1936 y fallecida el 25 de septiembre de 1972.

A la espera de la oscuridad

Ese instante que no se olvida

Tan vacío devuelto por las sombras

Tan vacío rechazado por los relojes

Ese pobre instante adoptado por mi ternura

Desnudo desnudo de sangre de alas

Sin ojos para recordar las angustias de antaño

Sin labios para recoger el zumo de las violencias

Tal y como puede verse, este poema tiene elementos que nos hacen diferenciarlo de las composiciones que estamos acostumbrados a leer. Sabe abarcar y transmitir esa aura nostálgica y sombría. Nos contagia de esas emociones que perfectamente podríamos definir como soledad y también; de esa ambientación gris y lúgubre.

Eso que se llama vida
Cuando el dragón despierte.

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