El pasado viernes 5 de abril se estrenó, en la Cineteca Nacional, el documental «Rapsodia, Laberintos del Yo», de Jorge Z. López y Antonio del Rivero, una bella pieza fílmica que nos habla de otredad, es decir, sobre quienes no somos nosotros; de aquellos que viven una vida dedicada a hacer arte, de los activistas, de los que migran, de los que protestan, de los que se han atrevido a ser distintos.
Es una rapsodia, efectivamente, si entendemos que es una pieza armada de partes que también son distintas entre sí. Sin embargo, la soberbia edición de la película nos lleva a ver y entender un bello mosaico de seres humanos que luchan por sus causas y por aquello en lo que creen.
Se dice que cualquier laberinto te lleva hacia el centro. En este caso el centro es aquello en lo que unos y otros somos iguales. Ahí nos lleva esta obra.
Participan intelectuales, artistas, activistas y simplemente personas de México, Estados Unidos, Guatemala, Croacia, Bosnia, la India, entre otros países, lo que habla muy bien de la optimización de recursos para una producción de esta clase, mexicana y hecha por mexicanos.
Con excelente fotografía vemos paisajes y lugares que también son otros, aunque estén en nuestra misma nación, pero que desconocemos gracias al alejamiento sistémico que nos caracteriza hoy día. La película nos permite descubrir que hay otros caminos, otras formas, otros conocimientos, otras realidades. Alter y Ego en comunión.
Sin embargo, no es un ejercicio intelectual o teórico tipo disertación académica, sino una pieza con un ritmo alegre que nos va revelando los conceptos poco a poco, hasta que terminamos con un todo armónico que nos hace entender el mensaje.
Totalmente recomendable, llena de espíritu y de oficio cinematográfico. Bella pieza, en resumen.
