Crónicas de Indias es un nombre dado a las narraciones históricas en la época de la colonización del continente americano, en los países conquistados por los españoles, desde su perspectiva.
El Nuevo Mundo, originó la proliferación de multitud de historiadores y cronistas aficionados, soldados, religiosos, funcionarios de diverso rango principalmente los que traían las encomiendas, cuyo contacto con esta mezcla de razas y costumbres los impulsó a tomar la pluma por razones variadas, algunos escribieron por mandato superior, a fin de informar sobre cuestiones que importaban a la administración y gobierno de los nuevos territorios y los religiosos que querían tener todo bajo control en los innombrables tiempos de la santa inquisición; existía mucha fascinación ante lo inédito, y la necesidad de dejar testimonio de las maravillas y peculiaridades de las tierras recién conquistadas.
Era importante hacerlas llegar al monarca español como medio para destacar sus méritos personales. Aunque en este proceso corrieron con fortuna desigual, buena parte del acervo documental que produjeron y que llegó a la Capital de la Nueva España fue utilizada libremente por los cronistas reales. Los cronistas del rey no estaban obligados a dar cuenta de sus fuentes. Gracias a la tradición oral y algunos panfletos, las noticias en ellos contenidas llegaron a formar parte de la versión oficial de la historia de América.
Muertos que regresan del más allá, fantasmas, apariciones diabólicas, castigos inexplicables y hechos sobrenaturales, muertos que resucitan, almas en pena y muchos hechos espantosos ocurrieron durante la época de la Colonia, con el pasó del tiempo, las gentes que por curiosidad leían o escuchaban los relatos espantables empezaron a difundirlos.
Independientemente de su cultura, el ser humano se obsesiona con ciertos fenómenos que escapan a la normalidad y de los que se entera por diversas vías, incitándolo a desentrañar ese misterio, especialmente cuando dicho fenómeno aparece asociado a un beneficio personal, como la búsqueda de un tesoro escondido o el simple morbo o el fluir de la adrenalina.
Es muy difícil saber que tanto es cierto o simple ficción, de mentes predispuestas y lo que fueron ocurrencias, sucesos verdaderos avalados por las autoridades de su tiempo. La persistencia en el tiempo lo convierte en mito, tradición, cuento o leyenda, y cuando se pierde el vínculo con el hecho inicial, real o imaginario, que la provocó, suele contaminarse con otros relatos semejantes, conjuntamente con la promesa de la riqueza como por ejemplo la leyenda del Dorado.
Algunos de estos relatos basados en investigaciones, en consultas de antiguos carcomidos documentos que aún existen en los anaqueles de los archivos de Indias de Sevilla y en los archivos oficiales de cada país pueden aún investigarse y tener fuentes fidedignas. Lo más probables es que se les haya agregado un poco de fantasía, algo de sabor para evitar lo frío, lo macabro y amargo de un relato, pero sin desvirtuar ni menguar el meollo del asunto.
Uno de los más bellos relatos al respecto que me haya tocado leer es el libro del inigualable Gabriel García Márquez publicada en 1994, que se llama “Del amor y Otros Demonios”, les recomiendo su lectura, pues es una narrativa de una de estas leyendas. Un periodista, se entera de un descubrimiento de un cuerpo de mujer enterrado en lo que había sido el tribunal de la santa inquisición de Cartagena de Indias, Colombia, y a partir de lo descubierto inicia una investigación cuya historia se narra cómo novela en el libro.
¿HISTORIA O LITERATURA?
En la década de 1960 a 1970 había una gran tradición en la Ciudad de México de diferentes publicaciones y cuentos de diferentes editoriales, nacionales y extranjeras; para entonces yo vivía con mi familia en las calles de Guatemala y Leona Vicario, muy cercano a la Catedral y parte del centro histórico de la Ciudad. Era un lugar fascinante, la misma Catedral, el Palacio Nacional, el Museo de la Moneda, la academia de San Carlos donde se enseñaba arquitectura, arte, pintura y escultura, La Lagunilla, Tepito, La Merced, el barrio de la soledad. Nosotros vivíamos en una casona convertida en vecindad en la Calle de Guatemala esquina con Leona Vicario, donde decían había estado antes un convento de monjes franciscanos; recuerdo que nadie quería ir a efectuar reparaciones a la casa pues decían que se les aparecían los monjes en pena.
Mi mamá (QEPD) me volvió aficionado a la lectura, desde muy chico pude saborear, pues solo así lo puedo describir, libros de Alejandro Dumas, como el Conde de Montecristo (mi favorito de todos), los tres mosqueteros, y otros como Belleza Negra, La Isla del Pirata, los libros de las colecciones del Readers Digest, la misma revista de Selecciones; y por otro lado infinidad de revistas de la época como Memin Pingüin, la familia Burrón, cuentos de Walt Disney, Tarzán, lágrimas y risas; de todos ellos el que más me impacto fue “Tradiciones y Leyendas de la Colonia”, salía cada semana, superó los 1000 números, y como su título lo indica, narraban historias de todas las apariciones y leyendas de la colonia, tanto mexicanas como sudamericanas; considero que para la época era una revista bastante liberal, algunas con un claro mensaje de sadismo, masoquismo, incesto, necrofilia, homosexualidad, violación, pero a esa edad era muy difícil de substraerse a estas lecturas, casi ninguna con un final de cuento de hadas.
Recuerdo que lo que más me impactaba es que muchas de las leyendas se originaron en casonas cercanas a donde nosotros vivíamos y eso lograba un efecto todavía más impactante en mí, había lugares por donde de plano mejor no pasaba o me cruzaba la calle para no caer en la tentación de asomarme.
Imaginen más de 1000 historias, de toda la época colonial, algunas tan impactantes como la historia de la Llorona, la mulata de Córdoba, la leyenda del Charro Negro, Agustín Lorenzo, muchas leyendas de la santa inquisición, que por cierto estaba a unas cuantas calles de donde vivíamos en San Ildefonso, la leyenda del ahorcado ente muchas otras.
Ciudad de México al inicio del Virreinato 1628
La leyenda de la monja del café Tacuba.
Son muchas las leyendas que forman parte del folclore mexicano, se han contado por décadas y en su mayoría tienen relación con la historia de nuestro país.
Estos relatos cortos son famosos por su contenido místico y la diversidad cultural que las conforma. Se han convertido a través del tiempo en una parte importante de la cultura popular, ya que representan y transmiten valores e imaginarios sobre la vida y la muerte.
El Café de Tacuba es uno de los restaurantes más emblemáticos y antiguos de la Ciudad de México. Miles de historias han sido contado en sus mesas. Generaciones de presidentes, artistas, escritores, cantantes y políticos, han enaltecido su historia desde hace más de 100 años.
Aunque con el tiempo Café Tacuba formó su propia leyenda, esta cafetería y restaurante fundado por Dionisio Mollinedo se ubica en un lugar clave para la historia: una casona del siglo XVII, decorada con talaveras.
Todavía frente a él existe una iglesia perteneciente al antiguo convento de Santa Clara, hoy Biblioteca del Congreso.
La parte trasera del café perteneció a la casa de asistencia para mujeres dementes en la época de la Colonia conocida como Hospital de la Canoa, también llamado del Divino Salvador, el cual estuvo a cargo de monjes jesuitas, pero a partir del siglo XIX pasó a manos de las monjas Clarisas.
Se dice que hubo un tiempo en que el hospital se volvió mixto, y cuenta la leyenda que un interno se enamoró de la madre superiora, e inmerso en su locura la asesinó; a la fecha, historias orales mencionan que el espíritu de la monja divaga flotando entre la cocina y los pasillos como cuando lo hacía en vida, y le nombraron “Monja del Café”.
En las oscuras noches del Tacuba deja oír un largo y quejumbroso suspiro que penetra hasta el último rincón del café y paraliza el corazón. Más allá de su perturbadora presencia la Monja Clarisa representa una compañía protectora, un ángel guardián para los visitantes y propios del lugar.
El hospital psiquiátrico permaneció abierto hasta 1910, cuando las pacientes fueron llevadas a La Castañeda, nombre muy popular y aprovechado para hacer bromas y chascarrillos en esa época.
Según un texto del cronista Héctor de Mauleón en Centro Histórico: 200 lugares imprescindibles, el edificio luego fue una lechería con expendio de pan, hasta que en 1912 abrió el Café Tacuba, donde “los empleados relatan que en el café suceden las apariciones de una monja que flota bajo los murales del pintor Carlos González”.
Los críticos de esta leyenda afirman que un hombre no pudo asesinar a una monja porque el lugar era solo para mujeres; sin embargo, la marcada presencia de las religiosas forma parte de la historia de sus paredes.
Otras leyendas se han contado por la voz popular, en el mismo local, se ha dicho que en 1922 ahí fue la recepción de la boda de Diego Rivera y Guadalupe Marín, aunque en realidad se casaron en Guadalajara, según explica de Mauleón; o bien, que ahí Agustín Lara compuso Señora Tentación, dedicada a la esposa del señor Mollinedo.
Más allá de su leyenda fantasmal, Café Tacuba sí presenció un homicidio en 1936, cuando en una de sus sillas fue asesinado Manlio Fabio Altamirano, gobernador electo de Veracruz, cuyo crimen fue atribuido al grupo La Mano Negra.
En su sitio web, Café Tacuba cuenta cómo ha sido vivir 110 años: “En nuestro Centro Histórico todo está tan callado, que lo único que se escucha es el rechinar de mi madera y el caer de cada gota de extracto de café en la garrafa de vidrio que me arrulla y marca mis segundos como un reloj. A estas horas, la monja Clarisa cuida mis haberes y me da tranquilidad para conciliar el sueño. Pero hoy me ha dado insomnio, y vi a la noche convertirse en día”.
Más allá de la tradición, lo hermoso del lugar y la deliciosa comida, cada vez que voy a la Ciudad de México procuro visitar el lugar, para ver si tengo la suerte de ver a la madre superiora, pero hasta ahora no me ha tocado.
Aquí les dejo unos links de algunas otras historias cortas que encontré, algunas inéditas.
https://acerobsv.com/blog/mitos-leyendas-ciudad-mexico.html
https://www.wikicity.com/49_Leyendas_impactantes_de_la_Ciudad_de_M%C3%A9xico
https://blog.vivanuncios.com.mx/bienes-raices/leyendas-de-la-ciudad-de-mexico/