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Dejé de «atenderte» como tú lo exiges, porque invierto mi tiempo en cuidar a nuestros hijos… y cumplo incluso con lo que a ti te corresponde hacer como padre, pero no te lo reclamo… Entiendo que entre tus reuniones de trabajo y esos compromisos inevitables, no tengas libre ni un momento del día para estar con ellos, saber cuáles son sus sueños, sus temores, sus amigos ni sus logros escolares.

Dejé de arreglar mi cabello y cuidar mi femenina y sensual apariencia, porque entre los quehaceres de la casa, cocinar y lavar los platos de toda la familia, no me doy cuenta cuando se me va el tiempo.

Dejé de comprar todo aquello que no es urgente, pero te gusta tanto, porque aún haciendo malabares con el presupuesto, mi sueldo y lo que me das para el gasto diario, no es suficiente para los placeres… Y no te lo estoy reclamando, entiendo que la economía del país está en un terrible momento, también que la pandemia acabó con tus grandes proyectos (seguramente eso es cierto porque es lo que dicen tantos y tantos conformistas para justificar sus fracasos), además tú tienes tantos gastos inesperados, en donde tienes que pagar transporte, porque no es prudente manejar de madrugada cuando sales completamente borracho de esas tan pesadas «juntas de trabajo».

Dejé de disfrutar ver una película a tu lado, porque cuando llego del trabajo, recuerdo que hay ropa esperando para el lavado y planchado… En ocasiones las «manchas de comida» en tu camisa, esas que parecen pintura de labios, me requiere mucho tiempo para hacerlas desaparecer y que no te hagan quedar mal en tu empleo.

Quizá debería alimentarme un poco mejor, porque al final del día, termino tan cansada que no me doy cuenta cuando me quedo dormida y pues entiendo que ese descuido ha terminado con nuestra pasión.

He sido una mujer «tan desobligada», que no merezco estar al lado de un hombre como tú y es por eso que hoy me voy… Pero no te preocupes, sé que estás tan ocupado que no voy a dejarte responsabilidades, me llevo a nuestros hijos… Ya mi abogado te dirá a qué cuenta tendrás que depositar su manutención.

¿Existe una app que te paga por charlar con viejos ricos?
La Leyenda de “Fray Escoba” San Martín de Porres

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