Y tú ¿Por qué trabajas con tanto empeño? Seas empleado, autoempleado, empresario, o sea cual sea tu situación laboral, dime ¿Qué es lo que cada día te motiva para ponerte en acción?
¿Cuántas horas trabajas al día? ¿Ocho, doce, dieciséis? ¿Cuántos días a la semana? Además, debes considerar el tiempo que usas en vestirte adecuadamente para realizar tus labores y el tiempo que te lleva trasladarte hacia tu trabajo.
Incluso si trabajas desde casa, debes considerar el tiempo que inviertes en preparar el espacio en el que haces tu labor. Todos esos tiempos, también es tiempo que estás dedicando a trabajar.
El dinero se desvanece
Si estas trabajando sin un objetivo bien definido, será fácil que llegue el momento en que tu trabajo te haga sentir aburrido, frustrado, enojado y termines la semana diciendo “gracias a Dios es viernes” que es una prueba contundente de que no eres feliz con tu empleo.
Esperas el momento de recibir el pago y, al recibirlo, te entusiasmas por un breve momento, pues tardas mas en recibir tu sueldo que en lo que ves cómo se desvanece entre cubrir los recibos de los servicios, la luz, el gas, el agua y la televisión por cable, entre muchos otros gastos que quizá debas analizar para determinar cuáles son los más urgentes.
Y de ahorrar ni hablamos, pues estás convencido de que eso es imposible. ¡Nada más equivocado! Independientemente de cual sea el nivel de tus ingresos, si te comprometes contigo mismo y te pones como prioridad número uno, sabrás que es posible y saludable tener un fondo de ahorro.
Lo que el dinero puede comprar
Cambiar el enfoque puede ser muy positivo y generar en tu interior una motivación que te recargue de energía e ingenio.
Deja de pensar en la manera que el dinero se diluye entre los diferentes servicios que debes pagar. Es mejor enfocarte en lo afortunado que eres al tener la capacidad de adquirir y disfrutar esos servicios.
Puedes disfrutar de un baño calientito, con ese maravilloso shampoo con aceites esenciales y el acondicionador que deja tu cabello como si fuera de seda. Todo eso es un lujo que no cualquiera puede tener.
Y la maravillosa fortuna que tienes al poder elegir los productos y alimentos que adquieres. Puedes decidir la marca, la presentación y darte algunos gustos no necesarios pero muy merecidos… ¡Tú lo mereces!
Al trabajar, no es el dinero lo que estás ganando, el dinero es sólo un medio. La verdadera recompensa que recibes es el poder para adquirir lo que deseas… Y si hay cosas para las que tu dinero no es suficiente, pon a trabajar tu mente y permite que tu ingenio te muestre el camino para generar más y ponte en acción con entusiasmo y la certeza de que mereces todo aquello que puedas soñar.
Te mereces ese auto, esa casa y ese viaje. No lo dudes, ¡tú te lo mereces! Te mereces ese helado triple con chispas de chocolate, y también te mereces la satisfacción de provocar una sonrisa en el rostro de aquel menos afortunado a quien decides tenderle la mano.
