Poner un anuncio ofreciendo vacantes cuando en realidad buscas asistentes a tu plática de «oportunidad de negocio» es una de las más sucias artimañas que puedes usar para crear tu red. Eso es un engaño, y por lo mismo, muchas personas, en cuanto les hablan de invitarlos a este tipo de opciones, sienten un rechazo inmediato. Esas trampas son las que desvirtúan el verdadero concepto y esencia de las redes de mercadeo.
Diferencias políticas, religiosas, sexuales, o cualquier otra que se nos pueda ocurrir. El punto es que hay una tremenda tendencia a insultar, agredir y descalificar a cualquiera que no coincida con nuestros pensamientos. A veces sin siquiera tomarnos el tiempo de leer o ver con atención el contenido de sus publicaciones.
¡Uy! Pero que buena parece esa oferta. ¡No me la puedo perder! Además, el anunciante dice que si llamo dentro de los próximos quince minutos, agregarán a mi pedido ese magnífico aparatito que no sé para qué pueda servir ¡pero dice que es completamente gratis!
Nada mejor, desde mi punto de vista, que una tarde lluviosa mientras puedo descansar tumbada en el sofá mientras reviso mi lista de tareas de la semana y darme cuenta que cumplí con los objetivos más importantes que me había propuesto completar.
Tenemos libros, internet, televisión, grupos de apoyo, en fin, opciones sobran, lo que hace falta es tener la decisión de hacerlo. ¿Qué quieres aprender? ¿Qué estás leyendo? ¿Qué tipo de videos ves? ¿Con qué personas estás conviviendo?
Que use el escote menos pronunciado. Que no mueva las caderas cuando camine lejos de ti. Que sonría con más discreción y recato… Que me olvide de vivir por mí.
