Mira cómo es la vida tan perfecta, porque te pone justo con la persona adecuada, y en el momento preciso, con esa persona a quien llevas esperando conocer, para cambiar la perspectiva de tu universo. Los años se me pasaron en un abrir y cerrar de ojos, colocándome cara a cara, aunque sea en el televisor, con quien mejoraría la calidad de mi existencia. A mis sesenta y cuatro años casi a los sesenta y cinco, me encontré en YouTube con un personaje justo a la medida de mis reflexiones y de mis motivos, para poder encontrarme con esa paz tan anhelada, la cual ya se encontraba rondando por mi cabeza, y por mi manera muy modesta de vivir. Solo bastaba echar un vistazo a la biografía de Facundo Cabral, para regalarme un aprendizaje místico en mi paso por este mundo.
El sufrimiento que me ha tocado vivir en nada se compara, con los tropiezos y sinsabores del dueño de esta nota periodística. Facundo Cabral me enseñó a vivir en soledad y en completa paz, porque a él un accidente aéreo le mostró el camino de esa soledad, al morir su esposa y su hija, en tan trágico acontecimiento. Y el por voluntad propia después de ese incidente, decidió no tener una propiedad, una casa, pernoctando durante toda su vida en algún cuarto de hotel de un determinado país, y haciendo lo que más le gusta: cantar, filosofar y escribir.
Pero vayamos a su biografía porque no hay tiempo que perder, para poder desmenuzar de cuerpo entero, a este hombre de tan extraordinario valor y entereza.
Su madre Sara se encontraba embarazada, cuando su padre decidió abandonarlos junto con sus seis hermanos, corriéndolos su abuelo de su casa, al siguiente día que su padre se fue con otra mujer. Un día después Facundo nació en la calle y justo en ese momento es cuando empezó su solitaria historia, en ese instante fue marcado por la calle, hasta el día de su muerte. Y en nueve años de caminar por el mundo, murieron cuatro hermanos a consecuencia del frío y del hambre.
Su madre y sus otros dos hermanos estaban pasando por una situación lastimera de hambre y desolación, y a sus nueve años Facundo se fue de la casa, para ir a entrevistarse con un presidente bueno de su natal Argentina, y su madre se cansó de buscarlo, dándolo por muerto.
Facundo escuchó que ese presidente al cuál había decidido ver, les daba trabajo a los pobres. Realizó el trayecto en camión, en tractor, en motocicleta, en caballo, siempre apelando al buen corazón de la gente, llegando por fin a Buenos Aires.
En la Ciudad de la Plata es donde pudo por fin contactar al presidente Juan Domingo Perón y a su esposa Eva Perón. Quien al verlo le hizo la pregunta obligada ¿Qué se te ofrece? Contestando Facundo con otra pregunta ¿Si él le daba trabajo a los pobres? A Quien Eva contestó de muy buen talante, que le daba gusto ver a alguien que solicitara trabajo y no limosna. Y de esa manera es como su madre pudo tener trabajo en una escuela de la ciudad de Tandil. Vale la pena comentar que en ese lugar donde se reunió con el mandatario, a una cuadra, es donde el nació en la calle, y de esta manera se cerraba ese círculo doloroso no planeado de su vida.
A los once años le dijo a su madre que se iba a ir para trabajar en el campo, y de esta manera poder ayudarlos económicamente. Ella al momento de despedirlo en la estación del tren le dijo. El primer regalo que yo te di es darte la vida, y el segundo la libertad para vivirla, para que vueles libremente. Y de esta manera se marchó a su corta edad a trabajar labrando la tierra con algún terrateniente, donde se convirtió en un alcohólico.
Posteriormente se volvió un pendenciero en toda la extensión de la palabra, riñendo a diestra y siniestra con quien osara cruzarse en su camino, hasta que fue recluido en una correccional para menores a los catorce años, donde siguió siendo rijoso y un padre Jesuita de nombre Simón lo rescató, y lo enseñó a leer y escribir, ubicándolo en la biblioteca de la prisión para menores, donde en tres años terminó su instrucción primaria y secundaria. Y donde esos libros le abrieron un mundo increíble: el de las letras que siempre fueron sus eternas compañeras.
Ahí fue cuando el volvió a nacer, porque en el transcurso de nuestras vidas él siempre lo comentó, volvemos a nacer, como cuando le daban tan solo tres meses de vida a consecuencia de un tumor cerebral, el cual se encapsuló y fue su compañero durante toda su vida.
Facundo decía, yo estoy casado con la literatura, y mis canciones que escribo son mis amantes. Unas amantes que respeto tanto como a mi mujer, y ellas siempre me acompañan a todas partes, una vez apareció una amante en un avión, y nació una bella canción. Cuando escribo una canción ella viene del espíritu y llega en el momento de gran alegría. El compartía lo mejor que existe en su corazón, cuando realizaba presentaciones en vivo, nunca les llevó sus problemas a su bello público. Siempre eligió caminar por el mundo, llevando su música y su filosofía de la vida. Por eso es que ya no tuvo hijos, se convirtió en un amante de la soledad, esa opción de ser padre nuevamente, la erradicó de su vida cuando perdió a su hija y su esposa, en ese lamentable accidente aéreo de fatales consecuencias.
La muerte me anda siguiendo desde el día que nací, pero va costarle mucho interrumpir mi vivir. El día que yo me muera no habrá que usar la balanza, para velar a un cantor con una canción le basta. Su madre oraba de rodillas, presintiendo su muerte: señor yo no fui una mujer ejemplar, pero me encontré con gente buena que me enseñó el camino hacia el cielo.
Y teniendo esa clase maravillosa de madre, como no iba a engendrar a un ser tan grandioso como Facundo Cabral. ¿No les parece amables lectores?
