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La Casa de Don Bartolo también es conocida como «La Casa de los Espantos», ubicada en el centro de la ciudad de Querétaro, (México) donde la tradición oral que ha pasado de boca en boca cuenta un hecho escalofriante y terrorífico entre Don Bartolo y su hermana, las malas lenguas dicen que se acostaba con ella.

Cuenta la leyenda que a mediados del siglo 17, Bartolo Sardanetta y Legaspi, mejor conocido como “El Segoviano”, Conde de Rayas, era un hombre  que se decía cristiano, cuarentón y de mucho dinero.

El Segoviano nunca se casó, y por lo mismo no tuvo hijos, pero éste entorno no lo hizo infeliz; por el contrario, vivió una vida muy alegre, despreocupada y desenfrenada al lado de su dulce hermana.

A ella, la tenía con la encomienda de ser el ama de llaves de la casona, se dice qué sostenía relaciones sexuales, incestuosas, ya que estaba perdidamente enamorado de ella.

Cuenta la leyenda que en el año de gracia del Señor de 1,650 llegó Don Bartolo a Santiago de Querétaro, sin dinero en sus bolsillos y acompañado únicamente por su hermana, que era una mujer hermosa, de grandes virtudes y dones.

La situación económica por la que pasaban era sumamente difícil, eran tan pobres que no tenían en que caerse muertos; sin embargo, un día se dio un inesperado giro, cuando de la noche a la mañana “el Segoviano” se convirtió en un hombre de dinero.

Cuentan que tal era su desesperación de tanta pobreza, que una día se le apareció un misterioso ser que le ofreció riqueza y esa día a las 12 de la noche hizo un pacto y decidió vender su alma al diablo a cambio de poder, fama y riqueza.

Bartolo era un hombre muy ambicioso, poco a poco comenzó a construir su residencia y empezó a comprar y abrir numerosos comercios que le dejaban grandes ganancias,  se decía que era propietario de exclusivas tiendas en las que  se vendían de los mejores productos de la época que eran importados de España e incluso llegó a tener porcelana China.

También se convirtió en prestamista, pero en uno muy cruel, ya que si no cumplían con su deuda se cobraría con sus casas, haciendas o propiedades, dejando a muchos en la calle.

Bartolo no tenía remordimiento alguno y tanto él como su hermana eran muy apegados a la Iglesia, normalmente hacían generosas donaciones, hecho que en ese tiempo hacia callar cualquier murmuro que se pudiera generar entre los queretanos ya que habían muchos pretendientes para los hermanos pero ellos no miraban a ninguno.

Se dice que cada año hacia  una gran fiesta en su cumpleaños y ante sus invitados decía ésta legendaria frase: «Brindo por la señora mi hermana, por mi alma y por el 20 de mayo de 1701», dejando extrañados a todos ya que no explicaba que significaba esa fecha que se encontraba varias décadas en el futuro, pero nadie se atrevía a preguntarle.

Pasaron 50 años y cada vez volvía a mencionar la expresión ante sus invitados: «Brindo por la señora mi hermana, por mi alma y por el 20 de mayo de 1701», hasta llegar por fin a la sombría noche del día mencionado.

En la mansión se escucharon unos pasos que rompían el silencio entre las sombras, las campanas de la iglesia empezaron a sonar dando las doce de la noche, y en la última campanada se escuchó una fuerte detonación seguida de un extraño silencio que asustó a todos los vecinos.

Al día siguiente, estos notaron con extrañeza que nadie salía de la casa del Segoviano, por lo que llamaron al alcalde para que la abriera, descubriendo horrorizados el cadáver de la hermana que estaba recostada en su cama, al parecer murió estrangulada.

Batallaron mucho para entrar a la recamara de Don Bartoloy al hacerlo se quedaron mudos y horrorizados ya que su cuerpo estaba pegado al techo y totalmente carbonizado; su rostro reflejaba un gesto de horror. Se llamó entonces a los monjes y sacerdotes del templo de San Francisco para que oraran, echaran agua bendita y lo exorcizaran, logrando que el demonio soltara el cuerpo y cayera al suelo inerte, en sus manos sostenía un cartel semi quemado que decía “castigado así por hipócrita, asesino y ladrón”.

Posteriormente en el guardarropa de Don Bartolo se encontró un  extraño contrato de un pacto con el diablo que a cambio de gloria, riquezas y honores en este mundo a costa de rapiña y negocios sucios, acumularía gran fortuna; pero a un plazo convenido de medio siglo, le entregaría su alma; y este plazo se cumplió en la fecha ya tantas veces citada por él 20 de mayo de 1701.

Durante mucho tiempo esta casa que se ubica en  Pasteur número 23 sur en el centro histórico de Querétaro quedó abandonada, nadie podía vivir en ella porque cada noche se escuchaban gritos de lamento y arrepentimiento, y podían verse las apariciones de Don Bartolo y su amada hermana.

La mansión fue llamada la Casa de los Espantos y actualmente alberga oficinas de gobierno y por las noches ciertos días es abierta para que los turistas conozcan la leyenda, la triste y terrorífica historia de Don Bartolo y su hermana, algunos salen aterrados dicen que vieron al fantasma y escucharon sus lamentos.

¿Qué te pareció ésta leyenda?, Déjanos tus comentarios.

Bibliografía: Leyenda La casa del Don Bartolo: Leyenda Mexicana de Crímenes y Ajusticiados (paratodomexico.com)

▷ La Casa de Don Bartolo “El Segoviano” en Santiago de Querétaro 【QRO】 (queretaro10.com)

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