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Fui contratada en el año 2016, en una empresa maquiladora, en el puesto de operadora de producción, sabiendo mis limitaciones medicas como el sobrepeso y la hipertensión, estaba agradecida de haber encontrado trabajo, así que desde el primer día, puse todo mi esfuerzo, para hacer mi trabajo bien. Con el pasar del tiempo mis jefes miraron mi desempeño, y mi puntualidad, lo cual hizo que fuera elogiada varias veces, pero nunca tuve un reconocimiento económico, como lo hacen otras empresas, pero aun así estaba contenta y me sentía bien.

Varias veces tuve problemas y hostilidad con mis compañeros de trabajo, pues no es fácil trabajar en equipo, conviviendo con varias mentes diferentes, pero sobrevivía como siempre lo había sido, en mis anteriores empleos. Cada mes tenía un chequeo médico por parte de la empresa debido a la hipertensión y sobrepeso que sufro desde hace algunos años, todo salía bien, dentro de los parámetros normales.

Llegó la pandemia.

Año 2020, llegó la pandemia a mi país, causando un gran pánico, en mi trabajo empezaron hacer juntas los jefes hacia nosotros los empleados, para hacer conciencia y tener cuidado de no contagiarnos, nos repartieron trípticos acerca de la información que poseían sobre el Covid, y nos mantenían al margen de las noticias día con día.

Un día por la mañana, fuimos llamados algunos empleados a una junta, llegamos ahí a la cafetería, y con una lista, la encargada de Recursos Humanos, confirmaba nuestra presencia, todos con una cara de preocupación, ya teníamos idea de lo que podría estar sucediendo, así que nos dijeron que todos los hipertensos, diabéticos, embarazadas, obesos, y algunos que había sido recientemente operados, nos mandarían a nuestras casas a estar encerrados hasta que el semáforo cambiara de color. Fue triste ese momentos, algunos les daba gusto, pero a mí me causo tristeza, sabía que había mucho trabajo por hacer y que no iba poder ayudar a hacerlo. No podíamos negarnos ni discutir, pues fueron órdenes directamente de los gobiernos, pues no fuimos los únicos, todas las empresas maquiladoras y trabajos, lo tenían que hacer, pero el problema, es que nuestro sueldo iba hacer solamente el 70%. Una situación difícil para todos, pero no había remedio, aun así en otras partes fue peor, otras empresas mandaban a sus empleados con solo el 50% de sus salarios, aparte no podíamos salir de casa, para nada. Fue difícil para todos, mirar las noticias y ver a muchos morir y a otros contagiarse, en algunas empresas hubo una especie de resistencia, y eso causo contagios dentro de los trabajos. Todo fue cerrado, y solo la gente que podía salir lo hacía para trabajar y comprar alimento.

Bajaron los contagios y muertes.

El semáforo cambio de color, y los que habíamos si dos mandados a nuestros hogares, por fin después de 2 meses nos llamaron a laborar, pero con nuevas reglas de salud para poder laborar, así que al subir al camión para ir al trabajo, nos checaban la temperatura, cada quien traía su cubre bocas, llegar a la empresa, de nuevo a checar la temperatura, y nuestro grupo tenía que ser monitoreado por enfermería una vez a la semana un chequeo general, y si encontraban alguna anomalía, éramos enviados de nuevo a casa. Así que teníamos que cuidarnos mucho, cada semana era una tensión nerviosa, saber que si encontraban algo mal, podíamos casi perder el trabajo, por causa de nuestra salud.

Cada vez que veía las noticias en mi hogar, me espantaba ver que muchos empleados eran despedidos, que la tasa de desempleo estaba subiendo, en mi trabajo comenzaron los rumores de despido, un miedo comenzó a haber en mi corazón, pero aun así, pensaba que todo estaba bien, pues yo soy una buena empleada, y no creía que fueran a prescindir de mí.

Mi miedo se cumplió.

Una mañana que llegue al trabajo, me sentía rara, y me puse a contemplar toda el área de trabajo, la gente, la cafetería, los baños, etc. Todo el día, parecía callado y triste, cuando unos pasos de una mujer llegaron hacia mí, antes de eso había visto que se habían llevado a unas compañeras a Recursos Humanos, y de repente esa mujer llego asía mí, me pidió que recogiera mis pertenencias, y me fuera con ella, y así fue, sabía lo que me estaba pasando y con tristeza fuimos a mi locker, a sacar mis cosas, para ir a Recursos Humanos.

Ahí en recursos hablaron conmigo, diciéndome que había poco trabajo y que tenían que prescindir de mis labores, me entregaron un cheque con una muy buena cantidad de dinero, pero eso no quitaría mi dolor, sabía que no me estaban liquidando por escaso trabajo, era por ser hipertensa, mi enfermedad causaba que me dijeran ¡Adiós! En este empleo en el cual llevaba 4 años laborando.

Los desempleados del Covid

Así que ahora formo parte de una gran cantidad de desempleados, del grupo de los hipertensos, diabéticos, asmáticos y obesos, los cuales por su enfermedad crónica, no son aceptados en los empleos, porque somos personas de alto riesgo para el Covid. Lo triste es que sufrimos un alto riesgo, de morir de hambre por falta de empleo y quedarnos sin hogar por no poder pagar los servicios y las cuentas, eso no lo mira el gobierno, solo pone las retenciones para evitar riesgos de más contagios, dejando a este grupo en el completo abandono como muchos otros grupos más, que han quedado en la calle, como los ancianos que viven de vender por las calles o personas sin hogar que viven al día con algún trabajito que les dan a hacer en la calles, negocios etc.

La nueva normalidad o el reseteo.

Ahora camino por las calles buscando algún trabajo donde no hagan un examen médico riguroso o donde me acepten a pesar de mi enfermedad crónica, pues me he presentado en algunas empresas, donde me han hecho un examen médico minucioso, sintiéndome así como si fuera a competir a las olimpiadas en lugar de trabajar. Miro mis manos y aun puedo usarlas para trabajar, mis piernas se pueden mover también, y mi cerebro está bien. Pero en esta nueva normalidad, si no estás sano, eres un rechazado.


Ahora en mi ex trabajo, solo contratan a puras personas sanas al 100%, lo triste de esto, es que mucha de esta gente, no valora su trabajo, no lo hacen bien, faltan constantemente, no tienen un compromiso serio con lo que hacen, causando así pérdidas a la empresa por tanta rotación de personal.

¡Soy libre!
No es casualidad

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